Mt. 24 & Mt. 25.
Probablemente ningún estudiante de la palabra profética negará la importancia de la profecía que ahora vamos a considerar. Por todas partes esta es considerada como una de las más comprensivas expresiones que se encuentran en las Escrituras; que, si justamente comprendida, ayudará materialmente a la elucidación de muchas otras partes de la palabra inspirada. Debe ser evidente a todos que esta profecía cubre un amplia área, dándonos una muy amplia vista de los designios de Dios con la tierra y Su propio pueblo en ella. Esta profecía, expresada por el Señor Jesús sobre el monte de los Olivos, no puede ser justamente comprendida, excepto el objeto del Espíritu de Dios en el evangelio de Mateo es visto claramente. Mateo difiere de todos los otros evangelistas en el estilo y arreglo de su evangelio. El evidente propósito del Espíritu Santo por medio de él es presentarnos al Señor Jesús como el Mesías de Israel. Los incidentes registrados, la forma de su introducción a la narración, las parábolas mencionadas, como las escrituras del A. Testamento son citadas, todo esto se combina para hacer perfectamente claro que debemos examinar la palabra divina con cuidado. Él es introducido en la escena como el Hijo de David y Abraham (Mt.1), diferente a lo que encontramos en el evangelio de Lucas, donde Su genealogía es trazada desde Adán y a Dios (Lc.3)
El evangelio de Mateo es realmente el registro de la prueba de la gran cuestión de si Israel recibiría a su Mesías o no. ¡Ay! La historia es bien conocida a todos. "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. " (Jn.1:11).Él no fue bienvenido en Israel, aunque vino entre ellos con las manos llenas de bendiciones. Él fue despreciado, rechazado, y aborrecido como lo predijo el profeta. Por tanto Él constantemente habló de cambios que serían introducidos. En las siete parábolas de Mt.13: Él desplegó "los misterios del reino de los cielos," mostrando la forma que el reino debía tomar a través del pecado del pueblo escogido. En Mt. 16, después de la notable confesión de Simón Pedro, Él fue más lejos, y habló de la iglesia_ "sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del hades no prevalecerán contra ella." La puesta a un lado de Israel estaba cerca, y Dios estaba a punto de dar efecto a otros propósitos y planes.
El cap.23 del evangelio de Mateo es extremadamente solemne. Primero, el Señor denunció a los líderes y maestros del pueblo, exponiendo su hipocresía e iniquidad; y después derramó Su aflicción y lamentación por el cegado Israel que sordamente se precipitaba a la ruina, abandonando sus propias misericordias. Él amaba a Su pueblo_ ellos eran la escogida simiente de Abraham, el amigo de Dios; Él sentía agudamente la posición de ellos" ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! "23:38 He aquí vuestra casa os es dejada desierta. 23:39 Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor. (Mt. 23:37-39)
La fuerza de estas palabras debe verse en vista a tener una verdadera comprensión de la profecía que sigue. Tres cosas se muestran, o al menos están implicadas, en ellas. (1) Su partida a causa de la condición de Israel; (2) La resultante desolación del pueblo y santuario; y (3) Su futura aparición cuando Israel le de la bienvenida con gozo. Sobre esto está basada la profecía del monte de los Olivos.
Habiendo derramado Su lamentación, el Señor se alejó del templo. Los discípulos atrajeron Su atención a los costosos edificios, y Él les respondió, "¿veis todas estas cosas? De cierto de cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada." Esto produjo las tres preguntas que encontramos en el v.3: " dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y que señal habrá de tu venida y del fin del siglo?"
Es importante comprender lo que estaba en las mentes de los discípulos cuando ellos presentaron estas preguntas al Señor. Muchos lectores de las Escrituras persisten en considerarlos a ellos como representantes de la iglesia de Dios en esta materia, aceptando todo el resultante consejo como para nuestro propio camino. Pero es claro que los doce no tenían la iglesia en vista entonces. Se admite libremente que ellos vinieron a ser posteriormente parte de esa maravillosa unidad, pero ellos no estaban en tal posición y relaciones con el Señor Jesús sobre el monte de los Olivos. Ellos eran judíos, con mentes llenas con sus prospectos y esperanzas terrenales, fundamentadas sobre las profecías del A. Testamento. Ellos creían firmemente que Jesús era el Mesías de Israel, y contaban con Él para que removiese todas las dificultades del camino y estableciese Su trono en Sión. Esto estaba más o menos en sus pensamientos a través de todo su compañerismo con Él, aun más allá de la muerte y la resurrección (Mt. 20:21; Lc. 24:21; Hech.1:6). De allí sus preguntas. Si Jerusalén y el templo serían destruidos, ¿Dónde estaría el reino prometido? Y si el Señor estaba realmente yéndose antes de establecer el reino en gloria, ¿Cuándo retornaría?
Estas, más allá de disputa eran sus dificultades. La profecía sobre el monte de los Olivos estaba designada por el Señor para responder a estas cuestiones. De este modo Israel está en vista a través de todo, como lo veremos aun más claramente cuando procedamos en nuestro examen de esto.
En este punto el lector debiese considerar la diferencia entre Mt.24 y el capitulo paralelo en el evangelio de Lucas (Lc.21). Esta es una de las más sorprendentes pruebas de la inspiración del Espíritu de la palabra de Dios. Ambos evangelistas registran la profecía del Señor, pero Mateo fue guiado a detenerse sobre las respuestas del Señor a las segunda y tercera preguntas, relativas al tiempo del fin, mientras Lucas da prominencia a la primera pregunta con su respuesta.
Es importante observar esto cuidadosamente. El hombre no habría ordenado de esta forma las materias. Pero Dios, y no el hombre, es el verdadero Autor de las Escrituras, y ha tenido diferentes designios al usar estos variados vasos, ya sea comprendidos por ellos o no. De esta forma Lucas se detiene sobre la destrucción de Jerusalén y el templo, diciendo muy poco realmente acerca de las pruebas y aflicciones al fin de la edad. Debiese notarse que el periodo cristiano viene entre Lc.21:24 y 25 como un intervalo de tiempo no definido.
Ahora consideremos brevemente Mt. 24 y 25. La profecía naturalmente se divide a si mismo de este modo:
Parte 1. Mt. 24:4-14
Parte 2. Mt. 24:15-31
Parte 3. Mt. 24: 32-25:30
Parte 4. Mt. 25:31-46.
Parte 1. Es general. El Señor describe las circunstancias generales de Sus siervos hasta el fin de la edad. Lo que sigue es, en cierto sentido, la expansión de estos versos. El mismo principio se observa en Apoc. 11:15-18. Allí tenemos la aparición de Cristo con todos sus resultados, pasando a través del reino al tiempo del juicio de los muertos. Todo el resto del libro de Apocalipsis se resume realmente en estas pocas palabras. Así es en Mt. 24:4-14. Los siervos de Cristo deben estar preparados para los engañadores, para tumultos en el mundo, y para la persecución por causa de Su nombre. Todo esto es tratado más extensamente en la profecía de Marcos. Su tema especial es Cristo como el Siervo de Dios; por tanto todo lo que tiene que ver con el servicio tiene un amplio lugar en su evangelio.
Estos consejos son indudablemente de valor para aquellos que sirven al Señor Jesús durante el tiempo presente, pero en su estricta aplicación, esto son para los testigos de la crisis de los últimos días. "El evangelio del reino" será su gran tema. Esto traerá sobre ellos ciertamente sufrimiento y rechazo, pero aquellos que perseveren hasta el fin , hasta que aparezca el Hijo del hombre, serán libertados y recompensados por Él.
Parte 2. Entra en más detalles. En el v.15 leemos, "por tanto cuando veáis la abominación desoladora." Esta es una muy clara marca, que no deja duda en cuanto a la escena de las aflicciones descritas. Esta será establecida en el "lugar santo." ¿Dónde en toda la tierra Dios reconoce un tal lugar, sino en Jerusalén? ¿Cuándo en el pasado un ídolo (abominación) fue establecida allí? Jerusalén y el templo fueron destruidos unos pocos años después que estas palabras del Señor fueron expresadas, y desde entonces el templo nunca ha sido restaurado. Pero claramente éste será edificado nuevamente, y las palabras del Señor no significan nada menos que un serio intento por introducir la idolatría allí.
¿Cómo será esto? Podría preguntar alguno. La palabra de Dios responde claramente a esta pregunta. Un Cristo falso en los últimos días será bienvenido por el pueblo judío, como el Señor solemnemente les advirtió en Jn. 5:43. Él aparentemente encontrará a un número de ellos en su tierra, con su templo y ritual restaurado (Apoc.11:1,2). Él se presentará a ellos, y será recibido. Todo ira bien por un tiempo, pero en debido curso, él manifestará su verdadero carácter y designios. Respaldado por el nuevo poder del occidente, él detendrá el sacrificio diario, y establecerá un ídolo en el santuario, y aun se sentará allí como Dios (Dn. 12:11; 2 Tes. 2:4). Entonces comenzará un reino de terror para los piadosos. En ese mismo momento Satanás será expulsado del cielo, y vendrá a la tierra lleno con gran ira sabiendo que le queda poco tiempo (Apoc. 12:7-12).
Los consejos del Señor ahora ante nosotros se refieren a este solemne periodo. Los piadosos deben huir, no deteniéndose ni siquiera para volver por su ropa. Las montañas de Judea deben ser el lugar para ocultarse, su Zoar. Tan compasivo es el Señor para ellos en su prueba, que les manda a orar para que su huida no sea en invierno, ni en día sábado. Cualquiera de estas cosas sería muy seria para ellos. Una huida en invierno, sin tiempo para tomar una capa, estaría acompañada con muchos sufrimientos por una parte; y por la otra un judío escrupuloso estaría en un serio dilema si la señal fuese dada en un día sábado. Pero estas son señales judías, más allá de toda duda. ¿Qué tiene la iglesia de Dios que hacer con los montes de Judea, o el día sábado? Todo esto es seguido por la gran tribulación, ya considerada en estos artículos. Tan violento será el ataque del enemigo, que sino fuese por la intervención divina, ninguna carne sería salva. ¡Qué confortante es para los santos sufrientes saber que Dios tiene las riendas!
Los fugitivos deben estar en guarda contra los engaños en sus horas de angustia. Si frustrados en sus propósitos por su huída, Satanás planeará otros engaños, y tratará de persuadirlos de que su anhelado Libertador ha llegado en ese mismo momento. Los santos deben velar contra esto. Sus agonizantes corazones estarán anhelando que Cristo aparezca de acuerdo con el testimonio de los profetas. El carácter de su esperanza, en contraste con aquella de los cristianos, los expondrá a la trampa. Mientras los cristianos esperan a Cristo descendiendo en los aires, los judíos esperan verlo viniendo a la tierra. ¡Qué fácilmente, por tanto, podrían estos perplejos judíos, ser engañados! Ellos no deben dar oídos a tales reportes. Estos provienen de la serpiente. Cuando el Señor Jesús realmente venga, no necesitarán ser informados del hecho, porque como el relámpago Él se manifestará a Israel, y todo ojo le verá. "El cuerpo muerto" ayuda establecer la escena de estas aflicciones (Mt. 24:28). Este es Israel (Isa. 24:19; Ezeq. 37:11); las águilas serán sus muchos enemigos.
La aparición del Señor estará acompañada por solemnes señales en los cielos y la tierra, sol, luna, y estrellas serán afectadas. "Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria." (v.30).Esta no es Su venida como Esposo por la iglesia, sino Su manifestación pública con Sus santos, como Col. 3:4 lo dice. Todos quienes han sido previamente tomados arriba vendrán con Él en el solemne día del cual estamos hablando. Esta será la prueba del Padre al mundo, que Él nos ama como ama a Su Hijo (Jn. 17:23.)
La gran trompeta es entonces tocada, y los ángeles son empleados para reunir a los elegidos de Dios. ¿Quiénes son estos? Las diez tribus de Israel, creo. Las dos tribus son los únicos sufrientes en la tierra al final; las diez tribus serán traídas a casa a la aparición del Señor. Isa. 27:1-2,13, hablan de esta reunión. Las siguientes escrituras hablan de ellos como los elegidos de Dios, y como Sus santos, Isa. 65:9-22; Sal. 1:5.En este punto de la profecía, el Señor deja el sujeto principal, y se vuelve a un extenso paréntesis, retomando el hilo nuevamente en Mt.25:31.
Parte 3. Es, como se ha notado, un paréntesis, extendiéndose desde Mt.24:32 -25:30. Este consiste de seis parábolas, que contienen instrucciones y advertencias morales. Pero estas evidentemente se dividen en dos grupos de tres cada uno. Primero tenemos tres parábolas que tratan de manera sorprendente de las circunstancias del remanente piadoso de judíos: (1) la higuera; (2) los días de Noé; y (3) el ladrón en la noche. La higuera (vv. 32-35) es el bien conocido símbolo de la nación judía (Mt. 21:18-20). Cuando los eventos descritos en este capitulo se vean, los piadosos deben comprender que el Mesías está cerca. Algunos encuentran dificultad en las palabras , "esta generación no pasará, hasta que todas estas cosas sean cumplidas" (v.34), y suponen que el Señor piensa que todo debía ser cumplido dentro del tiempo de vida de aquellos que entonces lo escuchaban. Esto ha guiado a algunos a interpretar este capitulo como refiriéndose a la destrucción de Jerusalén, que ha tenido el efecto de arrojarlos completamente del camino. "generación" se usa aquí en un sentido moral, como en Sal. 12:6,7, y simplemente significa que los incrédulos, el pueblo judío, no dejará de existir hasta que todas estas palabras sean cumplidas en ellos. Compare también Mt. 12:43-45. Entonces su existencia entre nosotros hasta esta hora, a pesar de todas sus vicisitudes y sufrimientos.
Los días de Noé (vv. 36-42) son eminentemente parabólicos en conexión con los judíos. Este patriarca no fue trasladado al cielo antes de que el juicio cayera (como Enoc), sino que fue dejado para pasar a través de éste, aunque preservado por Dios. De esta forma será con el remanente judío. Ellos estarán aquí, como los escogidos de Dios, en medio de un mundo corrupto y apostata. Cuando el Señor Jesús aparezca, habrá un juicio discriminativo en Israel; algunos serán cortados en ira, otros dejados para la bendición del reino.
El ladrón en la noche (vv. 43,44) sigue, mostrando la necesidad de vigilancia. Esta es la forma de la venida del Señor en conexión con los impíos, no Su descenso por la iglesia (1 Tes. 5:1-10).Estas parábolas terminan con, "por tanto estad preparados: porque el Hijo del hombre vendrá cuando no penséis."
Las parábolas que siguen presentan una línea de instrucción completamente diferente. El siervo fiel y malo (Mt. 24:45-51) nos presentan un cuadro de la cristiandad mas bien que de algo en el judaísmo. Desde este punto, hasta que alcanzamos Mt. 25.31, toda referencia es "al Hijo del hombre" es abandonada, la inserción de las palabras en Mt. 25:13 es un error, probablemente muchos lectores de la Biblia están conscientes de esto. La parábola de los siervos nos hablan de servicio entre la casa de Dios. Los talentos muestran un carácter de servicio más amplio, pero el Señor Jesús comienza con esto. ¿No muestra esto que Él valora grandemente el cuidado concedido a los suyos en Su ausencia? Muchos en este día hablan y actúan como si el evangelio fuese todo. Esto es perder el pensamiento de Dios seriamente. El evangelio es muy importante, sin duda, y tiene un muy amplio lugar en el corazón divino; pero Dios quiere que los Suyos sean alimentados y cuidados. Esto es lo que tenemos en la primera de la segunda serie de parábolas en forma de paréntesis. Los que han servido bien en Su casa serán recompensados a Su retorno; pero los siervos malos que han servido mal serán solemnemente juzgados. ¡Qué correcto retrato de lo que ha ocurrido en la cristiandad! Cuando la esperanza sea abandona y los hombres comiencen a decir, "mi señor tarda en venir," toda clase de males entrarán, para el deshonor del Señor. Líderes y guiados descenderán al mundo, y un oscuro reino de dominio sacerdotal y tiranía siguieron, en triste acuerdo con las palabras del Señor en este lugar.
La parábola de las diez vírgenes (Mt. 25:1-13) sigue muy adecuadamente. Si la parábola de los siervos muestra como los líderes han actuado durante la ausencia del Señor en el cielo, esta revela como la multitud de profesantes se ha alejado del Señor. El número es expresivo, "diez" nos habla de responsabilidad humana. El hombre, como una criatura responsable, ya sea en Israel, la iglesia o en otra parte. Esta es la humillante historia, dondequiera que nos volvemos a la palabra de Dios.
El cuadro aquí es muy sorprendente, aun así simple. "El reino de los cielos" durante el tiempo presente es la esfera de la profesión cristiana. Después, el reino tomará una forma diferente, y será la escena del despliegue de la gloria terrenal de Cristo. Los cristianos profesantes, entonces, son asemejados a vírgenes, que salieron, con lámparas en sus manos para encontrar al esposo. Este fue el fundamento que fue tomado al principio. Aquellos que han llevado el nombre de Cristo han estado aparte del mundo como perteneciendo a Cristo, y han esperado Su retorno del cielo. ¡Mucha aflicción y vergüenza habría sido evitada si esta posición y carácter hubiese sido mantenido! "pero tardándose el esposo, todas cabecearon y se durmieron" (v.5) No solo las insensatas_ los profesantes nominales_ sino también las prudentes, que poseían el aceite del Espíritu Santo. Esto es tristemente verdadero. Porque durante muchos secos siglos la esperanza de la iglesia fue perdida completamente de Vista. Examínense las obras de los escritores de los tiempos post-apostólicos, y se encontrará que todos perdieron la distinción de la esperanza cristiana, mezclándola en la venida del Señor para juzgar al mundo al final.
Burton en sus "lectures on Eclesiastical History" habla de Papias (163 D.C.) como sosteniendo algunas opiniones peculiares. " Él creía que, previo al juicio final, habría una resurrección de justos, que reinarían con Cristo sobre la tierra por mil años. Eusebio, quien nos da a conocer este hecho, es probablemente justo cuando dice que Papias interpretó mal las declaraciones apostólicas, y sus expresiones figurativas." Esto es suficiente para mostrar como la multitud había declinado. En las ideas de Papias, discernimos los restos de la verdad concerniente a la venida del Señor, que para aquellos de sus tiempos eran opiniones peculiares, ¡y esto menos de cien años después de la partida de Pablo!
Pero el Señor no permitiría que los suyos permaneciesen en esta condición hasta Su venida; de modo que leemos del clamor de medianoche, "he aquí el esposo viene, salid ha recibirle:" Esto indudablemente tuvo lugar al comienzo del presente siglo, cuando el Espíritu de Dios atrajo la atención a muchas de algunas de las verdades de la Escritura por largo tiempo olvidadas, y entre ellas la verdadera esperanza de la iglesia de Dios. ¡Qué conmoción causó esto! ¡Qué puesta a un lado de las cosas que eran inconvenientes a Cristo! ¡Qué consagración de corazón a Su preciosa persona y obra! ¡Quisiera Dios que pudiésemos ver la misma frescura y fervor ahora! Examinemos nuestros corazones, amados. El Señor espera un afectuoso deseo por Él mismo_ ardientes anhelos por Su venida. Él valora esto más que cualquier cosa que podamos ofrecerle.
La gran separación está viniendo. Las insensatas, con sus lámparas sin aceite, pronto se encontrarán fuera para siempre. El Señor conoce a los que son Suyos. ¿Cómo es con el lector? Su profesión del nombre del Señor puede ser grande, y su reputación religiosa entre los hombres elevada, pero si no existe una fe viva en el Hijo de Dios, Él lo desconocerá en el día que se está acercando. Todos los que han sido limpiados por Su preciosa sangre, y sellados con el Espíritu Santo, serán tomados para estar con Cristo en las bodas del Cordero, y entonces la puerta se cerrará.
Los talentos (Mt. 25:14-30) nuevamente nos hablan de servicio durante la ausencia del Señor, pero de un carácter más variado que la parábola del siervo bueno y malo. Aquí Él confía sus bienes a Sus mayordomos, a cada uno de acuerdo a su capacidad. El principio es similar a ese de Efes.4. Allí tenemos los dones del resucitado Cabeza para la edificación y bendición de Sus miembros aquí abajo. Dones y habilidad son cosas distintas. Un hombre puede tener habilidad natural como predicador; y podemos rápidamente comprender al Señor confiándole el don de evangelista, con tal que, por supuesto, las otras cualidades necesarias también estén allí.
Los siervos del Señor deben mantener ante si el retorno del Señor, cuando todo lo que ellos han hecho será examinado. "Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos." (v.19). Esto corresponde con 1 Cor. 3. Allí tenemos a algunos encomendados y recompensados, y otros que han perdido la recompense; y una tercera clase de siervos, que, siendo malos, son destruidos. El servicio no afecta la salvación de nuestras almas, que está fundamentada sobre la obra cumplida de Cristo; pero esto afectará materialmente nuestra recompensa al retorno del Señor, y nuestro lugar en Su reino milenial.
El Señor en gracia nota todo lo bueno de Sus santos. Cada pequeño acto de amante servicio es fielmente registrado por Él, Es dulce observar que Él dijo las mismas palabras a uno que había negociado bien con sus dos talentos, como a aquel que había hecho bien con sus cinco talentos. La medida y capacidad son diferentes, pero cada uno fue fiel con lo que tuvo, que es todo lo que el Señor espera de alguno de nosotros. Pero ¿estamos haciendo lo mejor que podemos para Él?
El siervo malo es echado a las tinieblas de afuera. Su hipócrita excusa delata claramente que él nunca conoció al Señor. ¿Alguno que haya probado su amor y gracia lo llamaría ‘hombre duro'? Ciertamente que no. El destino del falso siervo es cierto. Con todos sus privilegios y estatus de religión, él no es del Señor, y es rechazado solemnemente. ¡Qué advertencia para todos los que se atreven a servirle y predicar Su palabra, sin haberle jamás conocido!
Esto nos lleva al final del paréntesis en la profecía del Señor. Ahora solo consideraremos:
Parte 4. En esta parte, que se extiende de Mt. 25:31-46, solo podemos ser breves, habiendo entrado en esto extensamente en algunos artículos previos. El hilo de la profecía es vuelto a tomar desde Mt. 24:31, donde fue abandonado para introducir las parábolas. Allí tenemos la venida del Hijo del hombre en las nubes del cielo con poder y gran gloria; aquí tenemos lo que seguirá a ese solemne evento. "Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 25:32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 25:33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda." (Mt. 25:31-33).Esta sesión de justicia no es el juicio final de los muertos, sino la investigación por parte del Rey de una materia en particular. ¿Cómo los gentiles han tratado a aquellos que en gracia Él llama "mis hermanos"? Estos son los predicadores judíos del evangelio del reino durante las aflicciones de los últimos días. algunos los tratarán bien, recibiendo su mensaje, y serán librados para gozar de las bendiciones del reino milenial de Cristo; otros, los tratarán mal y con menosprecio y crueldad, para su propio y solemne juicio. Su castigo es eterno, su conducta ha manifestado claramente la enemistad de sus corazones hacia Dios y Cristo; pero los justos pasaran a vida eterna, aunque en una condición terrenal.
Esto nos lleva a la puerta del glorioso reino de Cristo, cuando la edad de la ley de lugar a la edad del Mesías; y aquí termina esta notable profecía. Conceda el Señor comprensión de ella a cada lector, por causa de Su nombre.
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W.W. FEREDAY
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