jueves, 25 de noviembre de 2010

BREVE RESUMEN DE LOS DESIGNIOS DE DIOS

Hemos visto que  las profecías del  A. Testamento, aunque  a veces  recibiendo una  sorprendente aplicación, no tienen su propio o perfecto cumplimiento, en la iglesia, sino después que la iglesia es tomada; que el intervalo de la iglesia es,  como se ha adecuadamente llamado, "un paréntesis" en los tratos de Dios con la tierra; y que cuando éste haya terminado, y los creyentes, ya sea vivos o muertos,  hayan sido tomados para ir al encuentro del Señor en los aires, el propósito divino respecto a la tierra se reasumirá, y los judíos, que ahora  son "enemigos" concerniente al  evangelio, serán tomados nuevamente, conforme a la elección, como "amados por  causa de los padres,"  y se mostrará que los dones y llamamiento de Dios son irrevocables.  Entonces  las promesas de Dios  de bendición para el mundo tendrán su pleno cumplimiento, no en el primer, sino en el Segundo Hombre; y la Simiente de la mujer  quebrantará la cabeza de la serpiente; la sola, es decir "una" Simiente de Abraham vendrá para bendecir a todas las naciones de la tierra; la simiente múltiple, como la arena del mar , innumerable, heredará su tierra prometida "como una posesión eterna", y ocupará  su lugar señalado como principal de las  naciones, y la Simiente de  David será establecida sobre el trono de su reino para  siempre.
La investigación de este tema nos ha guiado a un amplio  espacio, y aunque en lo posible he  evitado entrar en detalles, ha sido necesario, para la comprensión de los designios de Dios, entrar en algunas cuestiones con considerable plenitud.  Puede ser  útil, por tanto,  detenernos por un momento, y mirar hacia atrás,  reuniendo las  variadas  verdades que las  Escrituras han desplegado ante nuestra vista, y esforzarnos para  condensarlas en un breve  pero comprensivo resumen.
El hombre conforme a la carne ha fallado en cada posición  en la cual Dios lo ha puesto. Él cayó bajo el poder de  Satanás, y ninguna simiente de  la mujer se ha levantado para quebrantar a aquel que  ha traído la ruina. Él ha llenado la tierra  con corrupción y violencia, de manera que Dios se  arrepintió de  haber hecho al hombre, y destruyó  "el mundo de entonces" por medio de un diluvio. Él falló en gobierno, hasta que  finalmente Dios  confundió sus planes de engrandecimiento propio en Babel.  Llamado  fuera como una nación y habiéndosele confiado la ley de  Dios, nuevamente falló tan claramente como antes, traspasando el mandamiento como siempre, en su forma  escrita,  antes de que la ley entrase  en el campamento.  Probado como nación que ejecutaría los juicios de Dios, y probado nuevamente bajo soberanos que  debían ser los dispensadores  de la justicia de Dios, tenemos la misma  seca  historia de  fracaso, rebelión, y ruina una vez  más repetida. La nación se probó tan mala como los paganos por quienes  estaban rodeados., y los descendientes de  David  fueron los  corruptores, en lugar de los justos gobernadores del pueblo.
El primer hombre, por  tanto, se había ahora era probado hasta el extremo en cuanto a su poder para realizar la voluntad de los propósitos gubernamentales de Dios.  Después en la línea prometida, la simiente de  Abraham y David, había fallado tan desastrosamente como en todos los otros. Se  ha demostrado entonces que el hombre  en la carne, ya sea en la línea de la promesa o fuera de esta, no podía cumplir los designios de Dios de bendición para la tierra. Él, por  tanto, ha sido puesto a un lado, y el esquema del gobierno terrenal ha sido pospuesto hasta que el Segundo Hombre, Aquel que reúne en Su propia persona todas las promesas, y quien solo es  digno y capaz de  administrar el justo gobierno de Dios sobre la tierra, sea introducido. Primero,  la nación escogida fue dividida; después la porción mayor, diez de  doce tribus,  fueron llevadas   en cautividad, de la cual jamás volvieron; y finalmente,  las dos tribus restantes, con el linaje real de David, fueron llevados prisioneros a Babilonia.
En lo que concierne al gobierno  terrenal, los  judíos  eran dejados a un lado hasta que el Segundo  Hombre fuese  introducido. Con este largo abandono de los judíos comenzaron "los tiempos de los gentiles," es decir, el periodo durante el cual el  cetro del dominio  terrenal es confiado a los gentiles, en lugar de  a Israel. Estos "tiempos de los  gentiles" comenzaron  con el reino de Babilonia, la  cabeza de oro, en el sueño profético de Nabucodonosor. Después vino el reino de los Medas  y Persas, simbolizados por el pecho y brazos de plata; la monarquía griega mostrada en el vientre y muslos de  bronce, y posteriormente  el más fuerte y extenso dominio de  Roma, representado por las piernas de  hierro. Después de esto, "los tiempos de los gentiles "cambiaron su naturaleza; hierro y barro mezclados, o, el gobierno fue dividido  entre  reinos de variados orígenes  y carácter, aunque todos conectados con el desmembrado imperio romano.  Otra visión nos muestra que en esta ultima etapa, el dominio romano se reavivará  en una  forma  federal bajo la presidencia  de uno especialmente energizado por  Satanás.  Es cuando este ha alcanzado esta fase  que desciende el juicio, una piedra cortada sin manos cae sobre los poderes  gentiles y los despedaza, después ésta  crece hasta llegar a ser una montaña que llena toda la tierra; o, como lo interpreta Daniel, "en los  días de estos reyes el Dios del cielo establecerá un  reino que nunca  será destruido, y el reino no será dejado a otro pueblo, sino que despedazará y  consumirá a todos estos reinos, y el permanecerá para  siempre" (Dn. 2:44) Esta es la historia, proféticamente trazada, de los no aun completados "tiempos de los gentiles."
Mientras  estos tiempos  estaban siguiendo  su curso, los judíos, _ es decir, las dos tribus que formaban el reino de  Judá cumplían setenta  años de cautividad predicha por el profeta  Jeremías. Al final de ese periodo, el reino de  Babilonia habiendo  sido destruido, y el  Persa establecido sobre las ruinas de éste, Ciro publicó un decreto permitiendo a los judíos de la cautividad  retornar a Jerusalén, en virtud de lo cual un pequeño grupo,  sin poder ni posición política, encontró su camino para volver a la  ciudad arruinada, y reedificar allí el templo. Casi un siglo después, el mismo poder gentil dio un mandato "para restaurar y edificar Jerusalén." Desde este "mandato" data la profecía de Daniel acerca de las setenta semanas. Esta se divide  en tres porciones: siete semanas, sesenta y dos semanas y una semana. Durante la primera  parte, la ciudad fue reedificada.la segunda parte, de sesenta y dos semanas, comprende el tiempo desde el termino de la ciudad hasta el corte del Mesías. La tercera parte, una semana, que  aun espera  su cumplimiento, lleva  al "tiempo de los gentiles" a su  final, pone también "fin a la trasgresión" de los judíos, e introduce la "justicia eterna," el desolador habiendo sido destruido, y el  reino del Mesías  establecido.
Los judíos, como hemos visto, han sido políticamente destituidos hasta que  venga el Mesías. Con el transcurso del tiempo  vino Cristo,  anunciado por  Juan el Bautista, y el reino fue ofrecido a la nación bajo la condición de arrepentimiento. Pero el hombre en la carne probó ser no menos  incompetente para arrepentirse para recibir al Mesías, o para obtener  la bendición a través  de Él presentado como  soberano, como antes se ha mostrado de la misma manera para realizar los propósitos de Dios  en su propio poder. Dios manifestado en carne solo atrajo más  la enemistad  de su corazón en un  despliegue más terrible.  Los judíos, en lugar de recibirlo como su Rey, lo crucificaron entre dos ladrones. El efecto de este rechazo fue doble. La sangre que ellos derramaron fue designada, de acuerdo al determinado y anticipado consejo de Dios, para ser el medio por el cual Él podía en justicia reconciliar  todas las cosas consigo mismo, por la cual Él podía borrar el pecado,  y de este modo colocar  el fundamento de toda verdadera bendición paran judíos y gentiles. Pero el efecto inmediato del crimen, en lo que concierne a los judíos, fue que su casa fue desolada hasta que ellos  digan _ "bendito el que viene en el nombre del Señor;" y que el  reino, en  lugar de  tomar  la  forma pública en el cual los judíos  serían cabeza de las naciones, hasta el arrepentimiento de Israel, toma una forma misteriosa conectado con Cristo en el cielo, y en el cual los  gentiles son los objetos especiales del favor de Dios.
El primer llamado, entonces, después de la resurrección, fue dirigido a los judíos, llamándolos al arrepentimiento, y de este modo para recibir el reino en  manifestada gloria. A su rechazo, el reino definitivamente asumió una forma misteriosa, las ramas naturales fueron cortadas del olivo, y ramas del  olivo silvestre, o los gentiles,  fueron injertadas en su lugar. "Ceguedad en parte ha ocurrido a  Israel," que continuará  así "hasta que  haya entrado la plenitud de los gentiles."  Hubo realmente allí "un remanente conforme a la elección de la gracia"  dentro del cegado Israel, pero la nación como  un todo fue cortada mientras los gentiles  tomaron por un tiempo el  lugar de  preeminencia en los pensamientos de Dios.
El desplazamiento político de los judíos introdujo "los tiempos de los gentiles." El desplazamiento moral y religioso de los  judíos dio lugar para la entrada de los gentiles. Fue solo cuando esto tuvo lugar que Israel realmente vino a ser "Lo-ammi," no más Mi pueblo, aunque ellos por largo tiempo han dejado de ser el  centro del gobierno de Dios sobre la tierra.  Durante la entrada de los gentiles, los propósitos de Dios acerca de las  bendiciones  terrenales están suspendidos. El  río del tiempo profético ha dejado de correr, éste se ha estancado, por decir  así,  cuando el Mesías fue cortado, y no comenzará acorrer nuevamente hasta después que la plenitud de los  gentiles  haya entrado, y Dios una vez  más  tome el hilo de Sus propósitos concerniente a la tierra.
Mientras  tanto, los gentiles  han sido introducidos en el lugar vacante de privilegio y responsabilidad hacia Dios, bajo el Cristianismo, pero han fallado tan claramente como lo hicieron los judíos  bajo la ley. La mayor parte nunca ha aceptado ni siquiera en nombre a  Cristo, la porción del mundo que  nominalmente ha reconocido a Jesús como Señor, ha venido a ser una masa leudada, y corrupta.  El pequeño puñado de  verdaderos creyentes  en su medio ha dejado de  presentar  algún testimonio corporativo,  y han sido divididos en cientos de sectas, y han abandonado la "esperanza bienaventurada" del retorno del Señor por  Sus santos, y como consecuencia a menudo  casi no se pueden  distinguir del mundo que los rodea, y son uno  con ellos en sus objetos, y prosecuciones , y en el carácter de su andar.  Pero aunque  el Señor es paciente, no queriendo que nadie perezca, Él no faltará en cuanto a Sus promesas, y en poco tiempo la trompeta sonará y los muertos  en Cristo resucitarán incorruptibles, y los vivos serán transformados. Este evento no tiene  fecha establecida, por tanto es  la siempre presente esperanza de la iglesia. Cuando esta "venida del Señor" por Sus santos tenga lugar, la cristiandad,  las ramas injertadas en el olivo, habiendo fallado en continuar en la bondad de Dios, será cortada.  La plenitud de los gentiles  habiendo entrado,  la masa de falsos profesantes serán dejados atrás para ser tratados por Dios en justo juicio. Ceguedad judicial caerá sobre ellos, "porque no recibieron el amor de la verdad, para ser  salvos; y por esta causa, Dios les envía un espíritu de error para que crean a la mentira, y para que sean condenados quienes no creen a la verdad, sino que se han complacido en la injusticia" (2 Tes.2:10-12)
Cuando la iglesia haya sido tomada, y los gentiles, las ramas silvestres injertadas contrario a naturaleza,  hayan sido cortados,  las ramas naturales serán "injertadas, porque  Dios es poderoso para volverlos a injertar." El intervalo de la iglesia habiendo pasado, el tiempo profético una vez  más comenzará a correr, y la no cumplida semana setenta de  Daniel se realizará. En esta semana  comenzarán los juicios que preceden "el día del Señor," o el establecimiento del reino del Mesías. Estos juicios pueden dividirse en cuatro clases diferentes.
Primero, los judíos y el resto de los israelitas serán restaurados, pero solamente después de  terribles tribulaciones, de las cuales solo una pequeña porción de ellos escapará. Los judíos, que rechazaron a  Cristo, recibirán al anticristo,  y entrarán en una alianza  con "el príncipe que ha de venir," la última  fase del poder  gentil, y adorarán  su imagen, "la abominación desoladora" establecida en el lugar santo. Los fieles del remanente que se negarán a tener parte en estas  últimas  escenas  de maldad  e iniquidad, serán perseguidos con terrible persistencia y malignidad, muchos de ellos serán muertos, el resto  impulsados al exilio.  El tiempo será uno de  tribulación sin paralelo, de manera que, si aquellos días no fuesen acortados, ninguna carne sería salva. Entonces el mismo Señor aparecerá en poder y gran gloria,  destruyendo con la espada de Su boca a los seguidores del anticristo, vengándose de Sus adversarios y enemigos. El efecto sobre la nación  será como "fuego de  refinador." Aquellos que  sobrevivirán hasta el  día de Su venida, el remanente purificado que, saldrá de la gran tribulación, habiendo "lavado sus ropas y emblanquecido en la  sangre del  Cordero," será un pueblo santo, su impureza  habrá sido quitada, sus jueces y consejeros serán restaurados como al principio, y Jerusalén, será "llamada la ciudad de justicia, la ciudad fiel." De esta manera Sión "será redimida con juicio y sus convertidos con justicia,"  mientras "la destrucción de los trasgresores y pecadores juntamente,  y de aquellos que abandonan a Jehová serán consumidos."  El remanente elegido de Israel también será restaurado,  y habitará la tierra.
Segundo, pero  aparte del juicio purificador referido, habrá otros actos de justo gobierno y retribución reservados para ese terrible periodo. Babilonia,  especialmente, la cristiandad corrupta, vendrá al recuerdo.  La sangre derramada y los  crímenes  cometidos en el nombre de Cristo serán  entonces  justamente vengada. La bestia y sus confederados, seguirán un más terrible engaño, odiaran a la ramera y la desolarán; el mismo poder que la ha apoyado se volverá contra ella; y la copa que ella ha llenado  será llenada con el doble para ella.
Tercero, la caída de Babilonia muestra el destino de esa ruin profesión de Cristo, y esa organización eclesiástica sin vida que sobrevivirá cuando todos los  verdaderos creyentes  han sido removidos a la casa del Padre. Pero ¿quién destruirá a este sistema apostata corrupto?  La bestia y sus confederados, es decir,  el mal cabeza de los poderes  gentiles cuyo orgullo y blasfemia atraerá la ira  vengadora de Dios_ el impío cabeza de  estos reyes de la tierra que "consultarán unidos Contra Jehová y contra su ungido." Este  asociado dominio gentil es la tercera clase  tratada en los juicios de la última semana. La confederación, encabezada  por el príncipe y energizada por Satanás, formará una  alianza con la multitud de los judíos y su Cristo falso, y reunirán sus fuerzas para la batalla; cuando Cristo aparezca  en gloria, seguido por los ejércitos del cielo,  tomará a la bestia y al falso profeta y serán arrojados vivos al lago de fuego, y después destruirá a sus seguidores con la  espada que  sale de Su boca. De este modo terminarán "los tiempos de los gentiles,"  ese periodo durante el cual el cetro del gobierno fue confiado en sus  manos a causa del fracaso de Israel.

Cuarto. Pero hay otra clase de juicios. Los gentiles  que  sucesivamente  han sostenido las riendas del gobierno por parte de Dios no incluyen el vasto cuerpo de los pueblos de la tierra. Este cetro pasó de Babilonia a Persia, desde  Persia a los Griegos, desde los Griegos a los Romanos, y finalmente pasará al mal rey de cuyo destino hemos estado hablando. Pero la confederación entre los judíos y el dominio romano será dirigida contra un poder que en ese  tiempo amenazará a Jerusalén con  destrucción. Este poder, que Dios usará, como antiguamente usó al asirio, como un látigo hacia los judíos  infieles, cuando llegue la hora del juicio, también él mismo será visitado.  Cuando la mitad de la ciudad haya sido llevada cautiva, Cristo aparecerá para  su libertad,  el ejército sitiador será  destruido, y el remanente del pueblo salvado.
Esto cerrará los juicios preliminares. La nación habiendo sido purificada, Babilonia consumida, la última forma Satánica de dominio gentil destruida, y los  enemigos que han tratado de destruir a Jerusalén dispersados, y el reino de Cristo establecido sobre la tierra. Los  santos, que  han salido  purificados de la gran tribulación, recibirán el dominio bajo él. Tomando ventaja del quieto establecimiento del pueblo en la tierra, considerándolos como una presa  fácil, un gran enemigo se levantará contra ellos. Este enemigo se llama Gog, y se dice que viene  de "la tierra de Magog, príncipe de  Mesec y Tubal,"  o como leen otros, "príncipe de Rosh, Meshec y Tubal." Pero su invasión solo guía a su desastrosa destrucción (Ezeq. 38 y 39). El resto de los gentiles  se dividirán en clases, y serán recompensados o castigados de  acuerdo a su tratamiento de "estos Mis hermanos," el remanente débil de santos acosados por la persecución de la bestia y el falso profeta. Pero la gran característica será el cumplimiento de todos los consejos terrenales en la persona del Segundo Hombre, el Señor del cielo, quien solo es digno de  recibir el dominio, y el único que  puede ejercerlo para la gloria de Dios, y para la  bendición del hombre. Satanás  será arrojado al abismo, mientras la novia, la  esposa del Cordero, es vista en figura como la  Nueva Jerusalén, reinando con Cristo por mil años.
Es una cosa  solemne trazar el odio incurable del corazón humano hacia  Dios. Mil  años de  experiencia del justo y bendito  gobierno de Dios no bastará para cambiar la naturaleza del hombre. Tan pronto como Satanás es soltado de su aprisionamiento que enseguida las  naciones se rebelan, pero solo para ser destruidas con fuego devorador del cielo.  Esta explosión de  maldad humana lleva la historia del mundo a un cierre. La tierra es quemada, los elementos ardiendo son deshechos y no se encuentra más lugar para ellos. Después los muertos, que no tienen parte en la primera resurrección, son resucitados, juzgados conforme a sus obras, y  arrojados al lago de fuego. Satanás, la muerte, y el hades son de igual manera destruidos. Y  ahora,  el ultimo enemigo habiendo  sido derrotado, la obra de reconciliación, fundamentada sobre la sangre de la cruz, es completada; un nuevo cielo y una nueva tierra son creados, en los cuales  la justicia no solo reina,  como durante los mil años, sino permanentemente mora; Cristo,  habiendo gobernado "hasta que  haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies," entrega el reino a Dios, el Padre; y Dios, siendo ahora todo en todo y no más  alejado por la culpabilidad  humana hace Su  tabernáculo con el hombre.
Tal, como trazado en la palabra del Dios vivo, es el prospecto ante el mundo. ¿Son estas las cosas por las cuales  están esperando los  cristianos? En medio de todo el hablar  del progreso moderno, todos los esfuerzos por el mejoramiento y la educación, de toda la jactancia del brillante futuro reservado para el mundo, ¿han comprendido ellos la verdad de que el juicio de Dios  está pendiendo sobre toda esta  escena? En la intoxicación del  banquete de este mundo ellos  ¿dan  atención a la mano que traza sobre el muro las fatídicas  palabras, "mene, mene, tekel uparsin"_ o están cegados a la advertencia que Dios  ha dado? Además, ¿no están ellos aun  fomentando las falsas  esperanzas del mundo contra aquello que debiesen estar protestando, y ansiosamente  flotando juntamente con el río del progreso moderno, ignorando  que  éste los  está arrastrando a  sus fatales rápidos para  arrojarlos en  un juicio inminente? Pronto_ no sabemos cuan pronto_  la trompeta sonará, la voz de mandó será oída, y todos los  verdaderos creyentes  estarán "para siempre  con el Señor". ¿Qué vendrá a ser entonces del progreso moderno? ¿Qué será entonces del fruto de  todas las organizaciones y asociaciones para hacer  algo de esa  naturaleza que la  Escritura declara que es enemistad contra Dios, algo del mundo que  ha rechazado y crucificado a su Señor? La jactada organización religiosa, despojada de  creyentes,  no será nada sino  un cuerpo podrido, odioso para las naciones, que la quemarán hasta  hacerla ceniza.  La bulliciosa  facción progresista, se volverá de esta espantosa imitación del Cristianismo a la ultima novedad del  día, y serán entregados a "un  espíritu de error, para que crean a la mentira." ¿Tenemos los pensamientos de Dios  acerca de lo que  está pasando? ¿Estamos pensando en las  cosas terrenales, como aquellos "cuyo fin es  destrucción,"  despreciando las advertencias  de las Escrituras, y tratando de mejorar lo que  Dios ha pronunciado que está más allá de remedio? O ¿hemos abandonado al primer  hombre, y puesto de lado de Aquel a quien el mundo ha rechazado, esperando con Él por la hora cuando el verdadero mejoramiento del mundo será introducido por  Él como el Segundo Hombre, el Señor  del  cielo, el único que  puede  realizar los propósitos de  bendición de Dios y establecer  el justo gobierno de Dios sobre la tierra?


                                                            T. B. BAINES

 

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