jueves, 25 de noviembre de 2010

SOBRE LA RUINA DE LA DISPENSACION ACTUAL

Después de  haber  dado estas  explicaciones, retorno al tema de la  ruina de  la actual dispensación, es decir, del sistema establecido por Dios  aquí abajo_  a lo que dice la palabra de Dios  concerniente al destino de esta dispensación. Deseo hablar con todo el respeto posible; pero me parece que nuestro hermano ha fallado en comprender lo que dice la Biblia sobre este  tema. Este no es el lugar para cuestiones  con relación a las iglesias, sino de las intenciones  o las advertencias de  Dios,  concerniente a aquello que fue establecido sobre la tierra, después de la muerte y exaltación de nuestro Señor  Jesús. No me aferro a la palabra dispensación, aunque esta se  usa  generalmente para especificar cierto estado de cosas, establecido por la autoridad de Dios, de  un periodo dado.  El autor del panfleto da a ésta este sentido cuando habla de la dispensación levítica, la presente dispensación, la dispensación de la plenitud del tiempo, etc. lo que ahora tenemos que  hacer, es tratar y conocer lo que  concierne a la dispensación actual.
La mayor parte de la dificultad, que en general se  presenta a los pensamientos de los fieles  sobre este tema, consiste en confundir las intenciones de  Dios con relación a la dispensación con Sus consejos  respecto a los fieles  encontrados en ella. Estos consejos  nunca pueden fallar en su efecto, pero la misma dispensación puede  pasar y llegar a  un fin (aunque habiendo sido para la gloria de  Dios,  al haber desplegado Sus designios), porque la infidelidad del  hombre  la ha hecho inadecuada para ser el medio de  manifestar más esta gloria. Entonces  Dios, quien conoce de antemano todo lo que se propone  cumplir, sustituye esta dispensación por otra en la cual el hombre  es  puesto en otra forma de prueba, y de  esta manera todos los  tratos de Dios son manifestados, y Su multiforme  sabiduría brilla en su verdadera brillantez aun en los lugares celestiales. Sabemos que la dispensación levítica ha  pasado, y que los fieles que se  encontraban allí han sido salvados conforme a los  consejos de Dios. Nuevamente examinemos, con más desarrollo, lo que dice la palabra de  Dios de la dispensación actual.
Primero,  tenemos una muy solemne  pregunta, que está íntimamente  conectada con el destino de la dispensación. ¿Es  esta dispensación la última? Esta es  evidentemente una  pregunta de  gran importancia. El autor del panfleto dice que, después de todo, esta es siempre la misma dispensación de la plenitud de los tiempos que subsiste; es siempre judíos y gentiles  formando un cuerpo en Cristo por fe, y siendo el pueblo de  Dios  bajo el nuevo pacto. Esta dispensación de la plenitud de los tiempos, dice él, es suficientemente  explicada en Gál.4:4, "pero cuando llegó la plenitud del tiempo," etc., y la reunión de todas  las  cosas  en  Cristo, dice  él, se explica suficientemente en Efes.2 por reunir  a judíos y gentiles  en  un cuerpo de Cristo. Si me atrevo a lamentarme de expresiones, diría  que no deseo escuchar que se diga que un pasaje es suficientemente  explicado por  el otro.  Deseo más bien buscar lo que  Dios tiene que decir en cada pasaje.
¿Se me permite hacer un comentario aquí? Difícilmente puedo suponer que el autor del panfleto ignora todo lo que se  ha escrito sobre el sujeto de la  venida del Salvador para introducir una nueva dispensación. Un gran número de  cristianos  de todas las denominaciones, y aun de sus hermanos  en el ministerio, ya sea  nacional o disidente, creen plenamente,  como una verdad de la fe cristiana, que habrá otra dispensación antes del fin del mundo. Dudo realmente, si entre  estos hermanos disidentes  cuyo ministerio es poco conocido (esto se  refiere a  Suiza) haya uno que no crea en esta  verdad. No los cito a ellos como autoridades; pero estoy  sorprendido que el autor  se  complazca a sí mismo al decir  que Gál. 4:4  suficientemente  explica Efes.1:10.
Examinemos  un poco esta cuestión por la palabra de  Dios. Primero,  aunque en muchas traducciones  el parecido entre la plenitud de los  tiempos de  Efes. 1:10 y la plenitud del tiempo en Gál. 4:4 puede sorprender a las personas, sin embargo este parecido no existe en el griego.
El pasaje de la epístola a los  Gálatas solo significa que  el periodo había llegado, que el tiempo que había corrido estaba cumplido, o, si usted quiere, que el tiempo propuesto y ordenado en la  sabiduría de Dios había llegado plenamente.  Martin traduce "cumplimiento del tiempo,"  que me parece muy exacto.  Pero en Efesios 1:10 es la dispensación  de la plenitud o del cumplimiento de los tiempos, la dispensación que se caracteriza  como el cumplimiento de todos los  arreglos de Dios.
Ahora, no es una dispensación la que  está en cuestión, cuando se dice que un cierto término ha llegado, que un cierto hecho es cumplido; aunque el hecho puede ser el fundamento de la dispensación actual.  Lejos de ser una descripción  de esa dispensación, ya que la mayor parte de la descripción gira sobre aquello que ha precedido la  dispensación, sobre eso que debía ocurrir antes de que la dispensación  existiese.  Cristo nació bajo la ley no en  esta dispensación,  aunque  Su nacimiento necesariamente la ha precedido. Tampoco es  una cuestión, en este pasaje de  Gálatas, de la  reunión de judíos y gentiles en un cuerpo,  sino de la  relación de los redimidos con Dios. Y si la unión de  judíos y gentiles  explica suficientemente la  unión  de  todas las cosas  en Cristo,  pregunto, ¿cuál de los judíos o gentiles  representa  las cosas que están en los cielos? (Efes.1:10).  Además,  los judíos serán restaurados y bendecidos como  una nación en la dispensación  que ha de venir, que es una cosa completamente distinta de su unión con los gentiles  en un cuerpo. Aquí  estamos sobre un  punto  fundamental, sobre lo que depende la cuestión.  Siento que debo señalar esto claramente.  Nuestro hermano dice, que la  dispensación actual es la dispensación de la  plenitud de los tiempos, que Gál. 4:4 se refiere a  esto también, y que es siempre esta dispensación la que subsiste, aunque en diferentes  fases; en resumen, que al retorno de los judíos  esta dispensación subsistirá, como también la dispensación de la  reunión de  judíos y gentiles. Esto es  evidentemente un punto capital; porque, si hay otra dispensación esta necesariamente debe  terminar, en lugar de  subsistir  hasta el fin.
Por mi parte, digo,  que no hay  conexión entre Efes. 1:10 y Gál.4:4; y además creo que el  autor ha confundido el nacimiento y la primera venida de  Cristo (Gál.4:4) con la  dispensación de la plenitud de los  tiempos; que esta  dispensación de la plenitud de los tiempos aun no existe, y que la dispensación actual debe terminar en cuanto a dar lugar a  otra. Dudo que se encuentre entre sus hermanos  alguno, bien instruido en la palabra, que  pudiese concordar  con él en sus afirmaciones; y aun así todo su sistema depende  sobre su estar bien fundamentado.  Pregunto a  cada hermano,  capaz de formarse un juicio, si la  explicación que nuestro hermano ha dado de  Efes. 1:10 y Gál.4:4, es justa. ¿Encontrarán también  que la  aplicación de la  expresión "la dispensación de la plenitud de los tiempos" a la dispensación actual es correcta? Pongamos   gran atención  a  esta  pregunta.  Dios se ha  agradado en revelar  a la  iglesia  el misterio de una futura dispensación; el sistema del autor del panfleto oculta  el misterio y sumerge a la iglesia nuevamente en la ignorancia  en este respecto.  No ha sido la voluntad  de Dios que los cristianos  de entre los gentiles  ignoren que  Israel fue rechazado, como nación,  pero solo durante el periodo  de la plenitud de los gentiles. El autor  hace  el misterio una vez más desconocido,  y desea  tener a los judíos,  como un cuerpo nacional,  tomando su lugar en la plenitud de los gentiles.
La supremacía de  Cristo sobre  todas las  cosas se  encuentra manifestada en el primer  capítulo de la epístola a  los Colosenses distinta de Su supremacía sobre la iglesia. Una cosa  pertenece  a Sus derechos como Creador, aunque  Él las goza  como Hombre; la otra del poder de Su resurrección,  de acuerdo al cual Él es  Cabeza del cuerpo (ver, para lo primero, Col. 1:15,16; y para lo segundo, v.18).  De manera que no es verdad que  estas palabras, la  iglesia  y todas las  cosas, son términos idénticos, que,  en el pasaje (Efes.1:10), la reunión en uno de todas las  cosas es un misterio revelado a la iglesia,  y que,  al fin del capitulo,  tenemos a Cristo,  Cabeza de Su cuerpo , la iglesia, sobre todas las cosas.
No digo que el panfleto me haga decir, "que la dispensación de la plenitud de los tiempos ha fallado;" porque niego completamente que esa dispensación aun haya llegado. Añado que la salvación a través de la  sangre de  Cristo existió antes de esta  dispensación, y de igual manera,  que habrá fieles en el tiempo del anticristo, y es evidente que  acceso al trono de la gracia estará aun abierto; pero eso no impide el hecho, que esta dispensación está en un estado de ruina, que la apostasía existe, porque la palabra de  Dios afirma que la presencia del anticristo será la señal de que la  apostasía ya ha llegado[1]. Repito lo que he dicho en mi panfleto, que  la reunión en un cuerpo de los hijos de Dios (no como el autor de la respuesta me ha hecho decir, la reunión en uno de las iglesias) fue el inmediato objeto de la muerte de Cristo en relación con esta dispensación, porque Juan dice eso en su evangelio, Jn.11:52. El pasaje (Efes. 2:17,18) citado por  el autor de la respuesta muestra lo contrario,  y prueba lo que digo,  si se examina desde el v. 16 hasta el final; y el cap. 3:4-6.El tema  que el apóstol trata en todo el pasaje, no es la salvación en  Cristo, o el acceso  de un cristiano al trono de la gracia, sino la unidad del  cuerpo.  Sería imposible aquí entrar en las cosas que prueban que una nueva dispensación tomará lugar a la venida del Señor. Esto ha sido tratado en otra parte.
Solo mencionaré que Hech.3 nos enseña que los tiempos de refrigerio vendrán de la presencia de Dios, cuando Él haya enviado a  Jesús; que entonces las gloriosas cosas  dichas por los profetas tendrán su cumplimiento, pero no antes.  No es sino hasta después que la plenitud de los  gentiles (toda la iglesia de entre los gentiles) haya entrado, que Dios salvará a Israel; es solo  cuando Dios haya puesto fin a los  tiempos de los gentiles  y hecho pedazos la imagen, que la pequeña piedra crecerá y vendrá a ser una montaña que llenará la tierra (Dn.2:33,34); finalmente,  el Señor  vendrá  para ejecutar juicio sobre las naciones, lo que evidentemente pondrá fin a la dispensación.  Entonces los judíos serán reconocidos como la nación favorecida por Dios, que es una cosa imposible mientras dure la dispensación actual. El autor del panfleto me permitirá decirle, que para fundamentar su argumento con relación a la  iglesia  y la dispensación actual sobre la afirmación que  Efes.1:10 es suficientemente  explicado por  Gál.4:4, de ninguna manera  esto se encomienda a aquellos que siempre han estudiado la palabra.  Es evidente que habrá una dispensación en la cual el Señor reinará en justicia; ahora Él está tratando en la paciencia de la gracia[2].
Probemos ahora por  evidencias directas, que  esta dispensación, a su fin, será un estado de ruina y no de restitución.  El Señor nos dice que, como fue en los  días de  Noé, y de Lot, así será "cuando el Hijo del Hombre sea  revelado." Allí habrá, sin embargo, personas fieles, a quienes  Dios  sabrá como preservar; ¡Bien! ¿No cree el autor que el mundo,  en tiempos de Noé y Lot,  estaban en un  estado de ruina? Así será cuando el Hijo del Hombre sea revelado. El estado de cosas  existente entonces era uno de ruina, aunque había allí personas fieles. Este puede llamarse una economía,  dispensación, o lo que a  usted le agrade; la fuerza de la  verdad  aquí es obvia.
En cuanto a 2 Tim.3,  no he citado esto con el pensamiento  de que  esto por si mismo pudiese  mostrar la  existencia de una apostasía; sino para mostrar que la palabra de  Dios siempre nos presenta el cuadro de la ruina  del estado de cosas establecido por Dios_ una ruina que la presencia de unos pocos fieles no puede impedir_ una ruina que  terminará en completa apostasía, y en la manifestación del  anticristo,  y que  terminará en juicio o corte de ella.  Los tiempos peligrosos vendrán: esto es todo lo que  ve nuestro hermano; pero ¿en qué consiste la  dificultad de  estos tiempos? Es esta: que los hombres, cristianos por profesión, se encuentran nuevamente en la  condición reprobada  de los gentiles, descrita en Rom.1. Y se añade  que los malos  hombres irán de mal en peor. Se dice, que los hombres  estarán en este  estado. ¿No es  ese  un estado de ruina, una condición caída, cuando la descripción de la cristiandad es como la de los gentiles, a quienes Dios ha entregado a  una mente reprobada? Compare Rom.1 y 2 y 2 Tim. 3. En el original el parecido es aún  más impactante. Por tanto tiempos difíciles  no solo son anunciados, sino también se nos muestra el carácter  especial de  estos tiempos.  Podemos añadir que,  cuando los tiempos  son tan difíciles hay necesidad  de  extraordinarias  advertencias , es  evidente  que este debe ser  un estado general_ un estado que caracteriza  la dispensación, y más o menos en contraste con aquellos de los primeros tiempos. De esta manera  leemos en 2 Tes. 2_ la gran apostasía _ que aun no ha sido consumada. Pero  en la aplicación  de este pasaje al destino general de la economía, afirmo que esto nos enseña  acerca del misterio de  iniquidad que  estaba obrando en el día del apóstol, y que debía  continuar, y cuando aquello que lo restringe fuese  quitado, el inicuo sería revelado, a quien el Señor  destruirá con el resplandor de Su venida; y que, previo a esto, la apostasía tendría lugar.
¿No es  la ruina de la  dispensación, la manifestación de una apostasía, cuyos principios  ya estaban obrando en el tiempo del apóstol, y solo  esperaba hasta que lo que la restringe sea  quitado de en medio, para  manifestarse en el inicuo? El autor dice  que esto no prueba  que la dispensación ha sido cerrada. Yo no creo que  ésta  esté cerrada, no he dicho esto, pero eso revela  la ruina de la dispensación_ una ruina,  el instrumento de lo que  ya  estaba obrando, y que  termina en apostasía y juicio. Eso es lo que he dicho.
En la palabra de  Dios vemos dos grandes  misterios, que se desarrollan durante la dispensación actual: el misterio de Cristo, y el misterio de iniquidad. Los consejos de Dios,  comprometidos en lo primero,  tienen su  cumplimiento en el cielo. La unión  del cuerpo de Cristo con Él en gloria  evidentemente tendrá su cumplimiento sobre lo alto.  Pero,  por el poder del Espíritu Santo,  debe haber  sobre la tierra durante  esta dispensación la manifestación  de la unión  del cuerpo de Cristo.  Pero aquí la responsabilidad del  hombre es introducida por su participación  en esta  manifestación aquí abajo, aunque  al fin todo será para la gloria de Dios. Por tanto la dispensación puede estar en un estado de ruina, aunque los consejos nunca pueden  fallar; por el contrario, nuestro fracaso será vuelto para Su gloria, aunque Él juzgue justamente.
En esta  esfera  de la responsabilidad humana, Satanás  puede  introducirse desde el momento que el hombre falla en apoyarse sobre Dios. Conocemos esto por la experiencia de  cada día.
Está revelado, entonces,  que el misterio de iniquidad seguiría su curso. No se trata aquí de consejos, sino de un mal hecho en el tiempo. La cuestión aquí es del misterio de iniquidad; la  apostasía no es un misterio. No hay necesidad de una revelación para informarnos que un hombre que niegue a Jesucristo no es un cristiano; él dice esto. Pero en este caso, es un mal que ha  comenzado obrando en el seno de la cristiandad, en relación con el  Cristianismo; un misterio del cual el inicuo será la plena revelación, como la gloria de Cristo y la iglesia será el pleno cumplimiento del misterio de  Jesucristo. Las palabras traducidas, en muchas versiones  "iniquidad" y "malo,"  son las mismas  en el original; salvo que uno  indica la  cosa,  y la otra a la persona. Este misterio de iniquidad estaba obrando en días del  apóstol: después el velo sería quitado. La apostasía tendría lugar entonces: y finalmente  la iniquidad llegaría a su fin  por la aparición de Cristo. De este modo la dispensación es llevada a un final: esto es lo que tenemos revelado en este  pasaje. Entonces,  como vemos en otras  partes, esto será para introducir la gloria  y reino de Cristo, de manera que toda la tierra  será llena  con el  conocimiento de la  gloria de Dios.
Lo que sea que los  cristianos y los teólogos  puedan haber dicho sobre la  parábola de la cizaña (Mt.13), puede  permitirse  decir que  esto nos enseña algo completamente diferente de lo que  nuestro querido hermano encuentra  aquí. Él nos dice que ‘dondequiera que el Señor siembra la buena semilla,  el enemigo también  vendrá para  sembrar la cizaña,  y  así será hasta el fin'. Esto no es todo lo que declara la parábola, aunque la cosa pueda ser verdadera en sí misma.
La palabra nos presenta una similitud del  reino de los cielos, a la cual pertenece esta dispensación, y de la cual  forma parte.  No hay sembrador sino el Hijo del Hombre, y la obra  que  Él ha hecho es  estropeada, no en cuanto al granero, porque  Él sabrá como separar el  trigo de la cizaña, sino en cuanto al mundo, en el cual la  obra de esta dispensación toma lugar. Vemos también que el  mal, que se introdujo en el mismo comienzo debido al descuido de los hombres, y que no puede ser  reparado por los hombres como un todo, y en este mundo.  Porque esta es una dispensación de  gracia y no de  juicio.
Los consejos  en cuanto al trigo no pueden fallar_ éste  estará en el granero. Pero la obra, con respecto a  este mundo, ha sido estropeada; porque los hombres   a los cuales  les había sido confiada,  y a causa de su descuido han dado ocasión a  la obra del enemigo,  a la cual no puede  aplicarse  ningún remedio, mientras la  dispensación subsiste. No he dicho que esta parábola  prueba que el mal debía ir  en aumento;  sino que he dicho que el Señor ha pronunciado este juicio: que los siervos no podían remediar este  estado de  cosas. ¿No es  esto lo que  dice la parábola? Nunca se dice en la palabra que la apostasía ahogaría al trigo, o a los fieles.  Habrá fieles  bajo el periodo del  anticristo, como  hemos visto,  aunque es cierto que la apostasía existirá entonces.  En cuanto a mí, solo me atrevo a decir lo que la palabra ha predicho.  Veo un mal,  al cual ha dado lugar el descuido del hombre, que  ha estropeado la obra del Señor, en cuanto a su estado y como un todo en el mundo, que solo el Salvador puede remediar, y que  Él remediará  poniendo  fin a esta dispensación, a  esta edad,  por medio de la siega.
Suplico a aquellos que desean conocer los pensamientos de  Dios, que comparen  muy cuidadosamente lo que he dicho con los  textos citados, y para ver si todo es correcto.  Nuestro hermano pasa por  alto Judas, porque lo que yo he dicho es  oscuro. Me esforzaré en hacer  esto claro. Digo que la palabra de  Dios nos enseña que el mal que será el objeto del juicio del Señor  Jesús,  a Su venida,  entró en la iglesia desde su comienzo; y que  este mal continuará, y  eso, a pesar de  toda la bondad  y paciencia de  Dios, Él la juzgará.  Cito a Judas en apoyo de esta afirmación. Él nos enseña que ciertos hombres habían entrado encubiertamente en la iglesia, quienes estaban marcados de antemano para esta sentencia.  Aunque en ese  tiempo estas personas  no se manifestaban aun  así,  él  presenta,  por el espíritu de profecía, estos tres   caracteres: el odio  natural de  un corazón alejado de Dios, como el de  Caín; la  enseñanza del error por una recompensa, como en Balaam; y  abierta rebelión como  en Coré. En esta última etapa ellos  perecen. Él dice, es de estos que  Enoc  había profetizado cuando  dijo  que el Señor vendría con Sus  santas millares para juzgar a  aquellos que  han hablado  contra Él, etc.  Sin embargo,  habrá fieles; pero ya,  aun en el tiempo de  Judas,  el mal,  que debe terminar en abierta rebelión y que debe ser  el objeto del juicio de  Cristo a Su venida,  existía ya en la iglesia.
Examine la epístola   (no es  larga), y vea  si no habla de un mal que  ya se había introducido en la  iglesia, y que  traerá el juicio de  personas que aún estaban ocultas, pero que, siendo más plenamente manifestadas, serían el objeto  de este juicio.  ¿cuál es la impresión  producida por la epístola, si no es una  advertencia  a un remanente fiel contra un terrible mal que  traería  este juicio_ contra un mal que  existía entonces  en el seno de la  iglesia,  que la condición  de  Sodoma y Gomorra, y de los ángeles  caídos, presentaban un terrible pero justo cuadro? ¿No era ese un estado de  ruina y fracaso, que entonces solo estaba brotando, es verdad,  pero cuyas características  y fin  no estaban ocultas del  Espíritu profético en el apóstol? Si hay oscuridad en todo  esto, al menos  hay en esta oscuridad una terrible sombra, una sombra que Dios ha puesto allí,  y que  presiona sobre nosotros no pasar por  alto esto fácilmente,   especialmente cuando  tan grave materia está en cuestión,  como es el destino de la iglesia.
Aquí tengo un importante comentario que añadir. Esta epístola de  Judas,  que  en una  manera especial trata de la ruina,  como  también aquella de Juan, que pone a los  fieles en guardia contra los anticristos, de ninguna manera  se dirige a una  iglesia, sino a todos los que componen la  iglesia en general, a los fieles  teniendo intereses  y un destino común.  Lo mismo puede decirse de la segunda epístola de Pedro, que también habla de lo mismo, aunque  ésta tiene  un carácter más en relación con los cristianos de entre los judíos.
El autor del panfleto pone a un lado todo lo que  puede  ser  citado de Apocalipsis. Sabemos que el  Espíritu ha dicho, "bienaventurado el que  lee, y los que oyen las palabras de  esta profecía,  y guarda las cosas  escritas en ella, porque el tiempo  está cerca."  Y no puedo refrenarme de decir,  que es precisamente sobre este punto en cuestión que  esta advertencia  y promesa   ha venido a ser  importante.
No deseo entrar en los detalles  sobre el Apocalipsis;  pero pregunto, ¿no nos presenta este libro en su parte profética, cuando  Laodicea (la última de las  iglesias  mencionadas) ha sido vomitada de la boca del Señor, y cuando  Juan ha sido tomado al cielo? ¿Es este el establecimiento de la  dispensación en bendición, o  profecías muy claras  acerca de su miseria y juicio? En cuanto a mi,  encuentro que los reyes de la tierra se reunirán por medio  de espíritus inmundos para hacer guerra contra el  Cordero;  que Babilonia la grande  corromperá la tierra, hasta que ella sea  juzgada; y  que  la vid  de la tierra será arrojada en el lagar de la ira de  Dios, y hollada allí; finalmente, que los reyes de la  tierra,  perseverando en el mal,  darán su poder a la  bestia, y que, a través del  juicio de Dios sobre ellos, quienes tendrán una sola y misma  voluntad.
Ahora no interpreto, tomo estas cosas como un todo. ¿Anuncian ellas,  incluyendo la  vid de la tierra, un estado de  corrupción, de apostasía,  y finalmente de corte o puesta  a un lado de esta dispensación, antes  del comienzo de los mil años de  bendición que vendrán por la presencia del Señor? No pienso que la iglesia  haya hecho algún bien  por poner a  un lado tales  advertencias; porque  Dios ha  ligado una bendición especial a aquellos que  las escuchan. Si el autor del panfleto no desea detenerse sobre esto, no debe sorprenderse  si alguno llama la atención de los  hijos de Dios a tales porciones de la  palabra. Permítame recordarle que,  si este libro fue dirigido a las iglesias existentes entonces,  la cuestión,  por habérseles dirigido a ellas, no era de  iglesias,  sino de  ruina, apostasía, y de juicio. Este es el futuro el que se le presentó a Juan cuando  subió al cielo. Si había iglesias, ellos debían dar a atención a esto.

En 1 Jn. 2:18,  tenemos un muy sorprendente ejemplo de la forma en la cual los últimos  tiempos se presentan a la mente y pensamiento del apóstol, al espíritu de profecía que Dios le había dado.  Estos tiempos  se caracterizarán por la presencia del  malo,  del anticristo,  y además de eso, aun en los tiempos de los apóstoles, las señales  entonces eran. "Sabéis que el anticristo viene," este era un tema del cual  aun bebés en Cristo eran informados. "aun ahora hay muchos anticristos; por lo cual sabemos que este es  el último  tiempo." Finalmente, el apóstol llama la atención a los pequeños en Cristo a la venida del Salvador.  Uno debe  admitir ciertamente, que  la presencia del anticristo es una señal de la  ruina no de los fieles,  sino de la dispensación como un todo,  y que  el tiempo de corte  y juicio de ella  se estaba acercando.  ¿No es también verdad,  que el pasaje en Juan confirma el testimonio dado a  esta verdad, que el mal ocasionaría  el corte de aquello que se  había introducido desde el principio, y continuaría hasta que  Dios ejecutase el juicio, que  destruiría al inicuo, y que  como consecuencia la dispensación no sería restaurada?
Si la paciencia de  Dios ha soportado el  mal por largo tiempo, ¿implica eso que el juicio será menos cierto para  Aquel que mil años son como un  día y un día como mil años, o para la fe que  se  aferra solamente a  Su palabra?
 Ahora llegó a Rom.11. Aquí los argumentos del autor del panfleto están contra el  apóstol y contra mí.  Él dice que, en vista  a que el corte de  la dispensación  tenga lugar, los judíos como los gentiles  deben encontrarse en ésta.  ¿No ha escuchado él jamás, en la palabra,  de  iglesias de los gentiles; de  un apóstol de los gentiles; de una  recepción  de gentiles como un cuerpo, cuando los judíos han sido cortados; gentiles  sobre los cuales ha sido invocado el nombre de Dios? Es verdad que,  en cuanto al principio fundamental de la iglesia, no hay en ella judío ni gentil, porque todos  son vistos como  resucitados juntamente con Cristo; pero  en cuanto a la dispensación terrenal de la iglesia,  hubo un apóstol de los gentiles  y otro de la circuncisión.  Hubo también  esta distinción_ "al judío primero, después al griego;"  y es de esta dispensación terrenal que  estamos hablando.[3]
Creo que  nuestro hermano encontrará que la muerte de  Esteban fue  la ocasión para un importante cambio en este respecto; es de eso que estamos hablando.  Los judíos entonces eran culpables, porque habían rechazado no solo al Hijo del hombre,  sino también el testimonio del Espíritu Santo a la gloria de  Jesús.
El apóstol aquí  habla de las ramas  injertadas en el buen olivo en lugar de aquellas que habían sido cortadas; él habla de la dispensación de las promesas de Dios. Este ya es un  importante principio.  Él habla de  gentiles, como  habiendo tomado el lugar de los  judíos, en el goce de la dispensación de las promesas (ver vv. 12,13); porque  los judíos fueron cortados dispensacionalmente del olivo.  Es evidente que los fieles entre ellos no fueron cortados de  Cristo_ lejos de  eso,  ellos gozaron de comunión con Él en una forma infinitamente más  elevada que la que poseían antes; pero, como una  dispensación, las ramas  judías  han sido cortadas.  Hay  entonces, además  de  la unión de  Cristo con los fieles, privilegios gozados como  una dispensación, que  pueden perderse; porque los judíos, como una dispensación, los han perdido.  El apóstol nos dice, además,  que los gentiles  han sido puestos en el lugar de los  judíos, en esta posición; no soy yo quien dice  esto, sino el apóstol. Él también nos dice, que en esta posición ellos,  como los judíos, son responsables, y pueden ser  cortados, como lo han sido los judíos, aunque el remanente ha gozado, posteriormente al corte de la dispensación,  privilegios más elevados, como los fieles de la dispensación actual gozarán con el Señor en gloria  durante el reino de mil años, aunque la  dispensación  en la cual ellos  han sido fieles ha terminado; es decir, a pesar de que Dios  haya puesto fin  a la dispensación actual,  en la cual  Él ahora se pone a Si mismo en relación con los  hombres  aquí abajo.
En diferentes dispensaciones, Dios se ha puesto en relaciones con los  hombres, sobre ciertos principios; Él los juzga a ellos de acuerdo a  estos principios. Si aquellos que están en estas  relaciones  exteriores son infieles  a los principios de la dispensación, aunque Dios pueda tener gran paciencia, Él pone un fin a ésta,  mientras  al mismo tiempo preserva a los fieles  para Sí mismo;  esto es lo que  Él ha hecho en cuanto a la dispensación judía. ¡Bien! Este capítulo nos informa que los gentiles  han sido injertados en el lugar de los  judíos, note,  que al hacer  esta declaración, no argumento concerniente a lo que debía  ser,  sino que  cito la  revelación de Dios contenida  en este  capítulo.  El Espíritu Santo habla de  gentiles, y los pone a ellos   bajo responsabilidad,  y los amenaza con el mismo destino de Israel.
Examinemos más de  cerca este capítulo. Primero, el apóstol distingue entre los consejos de Dios, y el goce de los privilegios ligados a la dispensación. En cuanto a los consejos de Dios, los judíos, como  nación, deben gozar de las promesas, que les han sido hechas  en Abraham, Isaac, y Jacob, a pesar de todo lo que  pueda ocurrir, porque "irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios." Esto es además lo que ocurrirá en otra dispensación en el mundo venidero[4].En la dispensación actual[5], lo que nos es presentado es un cuerpo, reunido para el cielo sacado de todas las naciones.  Pero en cuanto a la dispensación de  Dios, los judíos deben ser  cortados hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y  la puesta a  un lado de la  dispensación no impide que un remanente sea librado y salvado: esto es lo que el apóstol muestra al  comienzo del capitulo.
Los consejos de Dios permanecen firmes, en cuanto a los  judíos,  aunque la dispensación judía es puesta a un lado,  y un remanente es preservado_ a pesar de su apostasía y corte, para formar parte de otra dispensación. Mientras  tanto, este remanente ha perdido su carácter judío, y lo que está ante nosotros  es la introducción de la plenitud de los gentiles, después que  Dios  nuevamente tome  Sus consejos y tratos con la nación judía.   Puestos  a un lado durante esta  dispensación, pero guardados por la poderosa mano de Dios, judicialmente cegados, y enemigos  concerniente  al evangelio, esta nación a pesar de ello es amada por  causa de los padres. Este  rechazo de los judíos es  la reconciliación del mundo.  Los gentiles  son injertados en el buen olivo de las promesas  hechas a los padres,  y, dice el apóstol,  bajo la misma  responsabilidad que ha resultado en el corte de las  ramas judías. De manera que,  si ellos no permanecen  en la bondad de  Dios, ellos  también serian cortados; por lo cual debían dar atención a  esto, y no mantener la idea  que ellos no podían caer  como habían caído los judíos, viendo que eran sujetos a las mismas condiciones: "severo para aquellos que  cayeron."  El misterio de  iniquidad;  el sueño durante el cual el enemigo siembra cizaña: tiempos peligrosos; el estado  de los cristianos  que es semejante al de los paganos; finalmente,  la apostasía; todo esto no  es, me parece, permanecer  en la bondad de  Dios.
Además, el apóstol no quiere que  seamos ignorantes  acerca de este misterio, que debe  entrar la plenitud  de los gentiles, y entonces  Israel será salvo como una nación  por la venida del Libertador, quien saldrá de Sión y que apartará la iniquidad de   Jacob. De este modo  Israel, Jacob, la nación  será salvada, porque los  consejos de  Dios no cambian. ¿Pero tiene lugar esto en esta dispensación? De ninguna manera; esta tiene como su principio,  la ausencia del  Salvador, y un llamamiento celestial, por la presencia de otro Consolador, quien nos une  a Jesús en los lugares celestiales, y quien, al comunicarnos Su  perfecta y cumplida  salvación, nos hace andar como  peregrinos  y extranjeros  aquí abajo, siendo uno cuerpo con Aquel que  está en lo alto,  luchando contra espíritus de maldad en lugares  celestiales, y pasando a través  de  un  mundo llamado "este presente siglo malo", mientras tomando la cruz para seguir a  Jesús en Su humillación. Pero Israel será salvado, cuando el  Libertador  venga de  Sión. El mundo será bendecido por la  presencia  y reino del Salvador; el presente siglo malo habrá terminado; Satanás  estará atado; la gloria  de este mundo,  en lugar de ser  una trampa colocada  por el enemigo para alejar a los fieles  de su  llamamiento  celestial, será la gloria de  Cristo mismo;  el goce de todo lo que  este mundo puede  dar será la porción de los fieles  aquí abajo, en lugar de  la cruz. ¿Es esta la misma dispensación? En el lugar de la gracia que soporta todas las cosas,  y que,  mientras  sometiéndose a todo, se encomienda  a  Aquel que  juzga justamente, este será un reino de  justicia, que no permitirá el mal, porque Jesús habrá tomado Su gran poder y actuará como  Rey. Si,  la  presencia  y reino de Jesús traerá este inmenso cambio. En una  palabra , mientras  ahora tenemos  que seguir  a  Jesús en Su humillación y rechazo_  preciosa participación en Sus sufrimientos, de manera que podamos ser  glorificados juntamente, entonces se  tratará de la presencia de  Jesús reinando en poder. Esta será la  dispensación de la plenitud de los  tiempos.  Los judíos serán una  nación separada, y todas las promesas hechas a los padres serán cumplidas en  su favor. Hablo ahora de la parte terrenal de  esta dispensación, de eso que  concierne al mundo y los judíos; porque cosas mucho mejores  están reservadas para aquellos que habrán sufrido con Cristo, y  que entonces serán hechos iguales a los ángeles, y aun puestos en una posición superior  a ellos; de manera que  todas las  cosas  en los cielos  y sobre la  tierra de este modo serán reunidas bajo un Cabeza, reunidas en uno, en Jesús,  el centro de  bendición, la manifestación del poder  y gloria del "Dios Altísimo, poseedor del cielo y la tierra."
No; la fe y la  esperanza que  están fundamentadas  sobre la palabra,  no pueden reconocer el presente siglo malo, durante el cual Jesús está ausente, como  esta dispensación de la plenitud de los  tiempos. Pero hay un verso,  cuya traducción ha ayudado  a esta falsa interpretación, es decir, Rom. 11:31. Esta es la verdadera traducción: "así también éstos ahora no  han creído en vuestra misericordia, en vista a  que ellos, también, puedan ser objetos  de misericordia." "Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos."  Los judíos  fueron los  objetos de las promesas, y los gentiles de  pura misericordia. Jesús vino para  cumplir las promesas  hechas a los padres: los judíos lo han rechazado_ y además, ellos  han rechazado la revelación  de la misericordia  mostrada a los gentiles, llenando de  este modo la medida de sus pecados, de manera que la ira de  Dios "ha venido sobre  ellos hasta el extremo," (1 Tes. 2:16). De este modo ellos también,  siendo encerrados bajo incredulidad,  vendrán a ser  objetos de pura  misericordia,  como los  gentiles, aunque  conforme a la carne ellos han sido herederos de las promesas. Esto introduce las  riquezas de la  sabiduría de  Dios en una  manera sorprendente a nuestros corazones.
Suplico a aquellos  que tienen interés  en estos temas que examinen el  griego para ver  si  eso podría traducirse de  otra manera;  por mi parte nada es más  claro. Yo no había entrado sobre el  dominio del  criticismo, si nuestro hermano no hubiese apelado a  este  pasaje como  una prueba triunfante de que hay una dispensación   solo al fin. Para mí, como para el apóstol,  este es un gran ejemplo de la  sabiduría de Dios, quien ha  sabido cómo  combinar con fidelidad hacia Su pueblo,  hecha aun más  sorprendente por medio de  esto,  la  gracia que les muestra misericordia  hacia ellos, como una  nación  culpable y pecadora que  ha rechazado las  promesas_ una sabiduría que,  por medio de  esta recepción temporal, llama a los gentiles, no para ser  un pueblo terrenal,  aunque ellos  son probados sobre la tierra, sino  para  llenar los cielos  con Su gloria.  Entonces  habiendo  recordado a Su antiguo pueblo el goce de las promesas, Él les hará manifiesto a ellos, como también al mundo,  que  Él  podía amar a pobres  pecadores,  como amó a Su bien Amado Hijo, y hecho participantes   de la misma gloria en virtud de su unión con Jesús, para alabanza de Su gloria.  ¿Podría  decir que esta es la misma dispensación  presente,  donde estoy viajando en aflicción,  aunque gozoso, deseando ese brillante día en el cual  veré al precioso Salvador,  que me  ha amado de manera a entregarse  por mí, y en que (¡infinita sabiduría!) seré hecho semejante a Él? ¿No diré más bien: ven pronto Señor  Jesús, ven pronto?
En  resumen,  nuestro hermano  dice, que  él ve  una amenaza a los  gentiles. Pregunto, ¿una  amenaza de qué? ¿No es de ser cortados? Y  ahora miremos alrededor y veamos si los gentiles,  que han sido injertados en el lugar de los  judíos_ si la cristiandad_ ha continuado en la bondad de Dios. Es innecesario hablar  del sistema  romano, aunque, sin duda,  hay almas  salvadas  en  ese sistema. Tampoco  hablaremos de los griegos, que apenas  subsisten  bajo el dominio de los musulmanes_ ese látigo enviado por Dios, o que  están sumergidos en la superstición de  una jerarquía que  reina. Consideremos los  países  donde la  luz del protestantismo ha penetrado.  Porque  la mayor parte de ellos  están sumergidos en la  incredulidad;  y un creyente  aquí y otro allí se  encuentran,  que pelean contra la incredulidad general.
Compare  este  estado de cosas,  del cual he dado un breve bosquejo, estas  características principales  serán admitidas por todos, con lo que  se dice de la iglesia de Dios en el N. Testamento_ en los Hechos, y la epístola a los  Efesios. ¿Está la dispensación en  un estado de declinamiento? ¿Ha continuado ella en la bondad de  Dios?  ¿La separación de  algunos fieles  ha cambiado este  estado de  cosas?  ¿Qué conclusión deseo sacar de esto?  Una profunda humillación por parte de los fieles, lo que sea que diga el panfleto del  autor. Y aquí permítanme hacer una observación. Él se lamenta, que yo diga "nosotros", al hablar de la iglesia, de su miseria,  y ruina. Él mismo  ha sido fiel, dice él, ¡sea  así!  No niego esto; y bendigo a Dios por ello. Pero por mi parte, y miserable como me  reconozco ser, prefiero identificarme con las  aflicciones,  miseria, y aun fracaso de toda la iglesia. No deseo añadir a  esto mi propia incredulidad; sino, aun si hubiese andado como  estos tres  hombres, Noé, Daniel, y Job, más bien diría con uno de ellos, "Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos. 9:9 De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado, 9:10 y no obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas." (Dn. 9:8-10)
Si, sé cuan poco  beneficio, y poder puedo llevar a  eso que ha caído, aunque evitando el mal, al menos  llevaré  esto a mis lágrimas, mis simpatías, y testimonio,  que el Espíritu de Cristo también  me parece que lleva.  Además,  fidelidad individual no impide que uno sienta, a pesar de  uno mismo,  el efecto de la infidelidad del cuerpo del cual  uno forma parte. Aunque  Josué y Caleb al fin segaron el efecto de su fidelidad,  ellos también experimentaron, durante su paso a través del  desierto, el efecto de la incredulidad de la asamblea; sin embargo, no sin recibir de los otros miembros  a través del amor, y del  espíritu de Cristo. Si ellos  no hacen esto a  través del  amor, hacen esto a  través de la  necesidad, aunque  nuestro querido hermano no está dispuesto a  decir "nosotros," no pienso que  él pueda escapar de las  consecuencias  del estado general de la iglesia. Pero  todo es el resultado de  haber  perdido la idea  de la unidad del cuerpo, este precioso lazo de  amor.
Repito lo que  he dicho en el panfleto: personas olvidan la falta de poder,  cuando piensan que es posible  seguir a los apóstoles  porque tienen sus escritos. Esto es lo que hace el autor, cuando  dice, "por  seguir la  administración de la iglesia, y el establecimiento de los diferentes  cargos, las reglas que el apóstol nos ha dejado"
¿Pero no hubo un poder  administrativo, un poder  actuando en los apóstoles, al cual no podemos pretender? ¿No hubo en el establecimiento de los cargos una autoridad que no podemos arrogarnos para nosotros mismos? Compare lo que  dice el autor. En cuanto a  este poder, dice él, Dios nunca lo rehúsa a alguien. ¿No existió en la iglesia  primitiva otro poder aparte de  obediencia a las leyes  apostólicas? No pongo limites  a la  bendición de la iglesia  ahora, pero no es por negar la existencia del poder que existió en ese periodo que  encontraremos nuevamente este poder. Cuando  nuestro hermano dice que si  la apostasía hubiese venido a  ser general, se  habría predicho que  la cizaña ahogaría la buena  semilla.  La respuesta  es, que esto no es lo que se predice en la palabra. Cuando toda adoración de la bestia, excepto de aquellos  cuyos nombres  están inscritos en el libro de la vida, la apostasía será general; pero la  cizaña no ahogará el trigo, porque  Dios  nunca se deja a Si mismo sin testimonio.  Habrá un tiempo,  es verdad,  en el cual el testimonio humano cesará,  pero entonces Dios  dará testimonio de Si mismo por Su clara venganza  sobre Sus enemigos.

                                                        J.N. Darby


[1] Note a la traducción. Esto se refiere  a 1 Jn. 2:18, conectado con  2 Tes. 2. Pero la apostasía es usada generalmente en el sentido en que todo es usado y aplicado al estado de la  iglesia profesante bajo el papado. Aquí  se trata solamente del argumento del pasaje, que la existencia  de  santos no  prueba que no había ruina, porque habrá santos  en los tiempos del anticristo.  No creo que la  apostasía o el anticristo hayan llegado ya. Esto será desplegado más tarde.
[2] Ver  Salmos 96,99; Ezeq.36:9-11;  1 Cor. 6:2; Sofon. 3:8, 9, 19,20. La  expresión  "mundo ha venir"  es aplicable  solamente  a este mundo bajo una nueva dispensación.
[3] Nota a  la traducción._ El pasaje no se refiere al misterio de la iglesia, sino al árbol de promesa comenzando con  Abraham
[4] La  expresión "mundo  venidero" no es aplicable al cielo.
[5] Nota a la traducción._ Estrictamente esta no es una dispensación, sino un  llamamiento  celestial, introducido,  casi al final de la dispensación judía,  antes del mundo o edad venidera en el cual las promesas hechas a ellos  serán cumplidas.
 

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