Muchos han pensado que la era del evangelio será la final, y que el milenio será resultado de éste, introducido por medio de la difusión de la verdad, y la subyugación de todo el mundo a Cristo. Pero la Escritura habla de manera muy diferente. El milenio será introducido por desoladores juicios, no por medio de la labor evangelistica; y en cuanto al actual periodo de favor y privilegio, en lugar de terminar en gloria universal, terminará en oscuridad y apostasía.
Hay una triste consistencia en toda la historia del hombre. Cada dispensación ha terminado oscuramente. El hombre ha fallado en todas las circunstancias en las cuales Dios lo ha puesto. El periodo de la inocencia terminó en la caída y expulsión desde el huerto; la edad de la conciencia terminó con el diluvio; la dispensación de la ley culminó en el rechazado y asesinato del Mesías; y más podría añadirse. El periodo de la iglesia no tendrá un fin diferente, todas las escrituras del N. Testamento dan testimonio de ello. Citaremos unas pocas pruebas. En 2 Tim. 3 leemos, "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos." Después sigue una oscura descripción, que nos recuerda la depravación pagana como se muestra en Rom.1. "que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita." Esto es muy solemne. Claramente no había pensamiento en la mente del apóstol de que la iglesia profesante y el mundo viniesen a ser mejor y más convenientes para Cristo. Observe también el v.13 del mismo capitulo. "mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados." Considere, también, la breve epístola de Judas. Allí el curso del mal en la iglesia profesante es trazado a su primera introducción por el enemigo usando a ciertos hombres que entraron encubiertamente, hasta la aparición del Señor en juicio. El mal no es erradicado, sino que sigue intensificándose hasta que el mismo Señor se levanta para tratar con este. Recuerde también la parábola del trigo y la cizaña en Mt. 13:24-30. El enemigo sembró cizaña tan pronto como el trigo fue sembrado, y estos han crecido juntos hasta la siega, cuando la gran y final separación tendrá lugar.
Con todo esto puede conectarse la advertencia de Rom. 11. Allí el apóstol muestra que la cristiandad ha tomado el lugar de Israel en la tierra con relación a los privilegios y responsabilidad individual. Las ramas judías del olivo fueron cortadas a causa de su infidelidad, como todos sabemos. Pero ¿qué de los gentiles, que los han sucedido como ramas silvestres que han sido injertadas en su lugar? "Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. "(Rom.11:20-22). Esto no toca la cuestión de la salvación individual, que ha sido eternamente asegurada en Cristo; esta es responsabilidad individual. ¿Quién pretenderá que la cristiandad ha continuado en la bondad de Dios? Juicio, por tanto, debe caer sobre ella, aunque no hasta que su copa de iniquidad sea llenada con la apostasía de los últimos días.
A esto nos volveremos ahora. Observe la forma en la cual el solemne sujeto es introducido en 2 Tes.2. Los tesalonicenses en el tiempo que se escribía la epístola estaban en profunda angustia. Ellos estaban pasando a través de una severa tribulación. Pablo alude a "vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis." (2 Tes.1:4). El enemigo había soltado su rabia contra ellos, a causa de su fe en el Señor Jesús. También él había obrado en otra forma, que era mucho más seria. Había tenido éxito en inculcar en sus pensamientos la idea de que el día del Señor había llegado (no que estaba cerca), y que la gran tribulación que está conectada con esa solemne época estaba sobre ellos. Aun una carta les había sido enviada a ellos, pretendiendo ser del apóstol Pablo, confirmando esa noción. Todo esto habría obrado muy tristemente entre ellos. La brillantez de su esperanza, que el Espíritu encomienda sinceramente en la primera epístola, se había oscurecido, y una profunda oscuridad estaba sobre ellos.
Aun así una simple consideración les habría materialmente ayudado. Las escrituras del A. Testamento, al hablar del día del Señor, habla de este como un día de juicio sobre los impíos. En ese día las cosas serían cambiadas. Los amigos del Señor entonces estarían en descanso en Su bendita presencia, mientras Sus enemigos estarían en adversidad. Este pensamiento habría asegurado a los tesalonicenses; pero desafortunadamente nuestros corazones son tales, que a menudo en un tiempo de dificultad olvidamos lo que probaría ser una real ayuda y confort para nuestras almas.
Observe cuidadosamente las palabras del apóstol: "Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos,
2:2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca (mejor traducido, "está presenté")" Esta es indudablemente la lectura correcta de este importante verso. ¿Cómo podría el apóstol inspirado escribir suplicándoles no creer que el día estaba cerca, cuando en otra parte él dice, "La noche está avanzada, y se acerca el día."? (Rom. 13:12) Esto sería una clara contradicción, que no pueden existir en las Escrituras, donde todo es de Dios.
Por el contrario, él les suplica que no sean persuadidos de que el día del Señor ha llegado. ¿Pero sobre qué fundamenta su exhortación? Por la venida del Señor Jesucristo y nuestra reunión con Él. De ninguna manera él podría haber presentado la distinción de los dos eventos más claramente. La venida del Señor por los suyos es una cosa, Su día (introducido por Su aparición en gloria) es otra muy diferente. Los santos deben ser removidos al cielo antes de la última gran crisis; pero considerando que toda la iglesia de Dios estaba todavía sobre la tierra, ¿cómo podrían los tesalonicenses suponer que esto había llegado? Este es el razonamiento del apóstol, uno simple y asegurador.
Otra consideración es presentada después. Antes de que el día del Señor llegue debe venir primero la apostasía, y el hombre de pecado debe aparecer. "Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición" (v.3). Esto no debe confundirse con otras predicciones .Es importante dividir justamente la palabra de verdad. En 1 Tim. 4:1 el mismo apóstol escribe, "Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe". Si los versos que siguen son examinados cuidadosamente, se verá que el papado está aquí en vista, con su hipocresía y restricciones satánicas. La expresión "últimos días" por tanto significa simplemente los tiempos subsecuentes al escribir la epístola. 2 Tim. 3:1, presente una nueva etapa en el desarrollo del mal: "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos." No leemos aquí de algún alejamiento de la fe; el mal es mucho más general. ¿Quién puede leer el lenguaje del Espíritu Santo en 2 Tim. 3:1-5, y fracasar en ver que son nuestros días los que se describen vívidamente? "Los últimos días" están siguiendo su curso ahora.
Pero 2 Tes.2 habla de un periodo posterior y más solemne aun. Graves como son las características de "los últimos tiempos" y los "últimos días," la apostasía es insondablemente más serios. Esto no significa nada menos que una renuncia universal a toda profesión de Cristianismo. Los verdaderos discípulos del Señor_ la sal_ habiendo sido quitada, y el Espíritu Santo habiendo dejado la escena, ¿qué podría preservar a la multitud de la ruina? No que la profesión nominal del Cristianismo será necesariamente abandonada inmediatamente después que los santos sean removidos de la tierra. Esta profesión, sin duda, será mantenida por un tiempo. Muchos edificios religiosos estarán, como es habitual, abiertos, y muchos sermones sin Cristo serán predicados, como ¡ay! A menudo ya vemos hoy. Pero esto no continuará por largo tiempo. La mente liberal (así llamada) prevalecerá. No se estimará más necesario contender por esta o aquella verdad; la unión de la cristiandad (de la que escuchamos mucho hoy) entonces será más que posible, solo para ser seguida, bajo el liderazgo satánico, por el abandono del mismo nombre y forma del Cristianismo.
Muchas almas realmente sinceras encontrarán que es difícil creer esto. Ellos por largo tiempo han apreciado el pensamiento que el evangelio está destinado para convertir a todo el mundo, que les parece inconcebible que la cristiandad misma llegue a ser más corrupta y mala aun que el mundo pagano. Pero el testimonio de las Escrituras debe ser enfrentado honestamente. Nada puede ganarse, sino por el contrario, por animarnos con falsas esperanzas. De este modo realmente damos al enemigo ventaja, porque una medida de ceguedad debe inevitablemente resultar en cuanto a nuestro actual camino en medio del oscuro y creciente mal.
No puede negarse que las cosas se están moviendo rápidamente hacia la apostasía. No quiera Dios que uno presente un cuadro más oscuro que el que debe ser, pero los hechos son patentes a todos. Por todos lados la inspiración de las Escrituras es cuestionada o negada; muchos se satisfacen en las más relajadas y serias especulaciones concernientes a la persona de Cristo; la doctrina fundamental de la expiación es puesta a un lado por multitudes; el castigo eterno de los impíos es ampliamente repudiada; y muchos más lamentables detalles podrían ser añadidos. Este es un día de compromisos y renuncias. Verdades por las cuales nuestros padres sufrieron ahora son livianamente sostenidas, como si ellas fuesen meras bagatelas; y aquellos que sufrieron por ellas en el pasado son considerados ahora por no pocos con una forma de compasión, como habiendo sido demasiado estrechos y escrupulosos, ¡quienes hubiesen sido ayudados con la luz del siglo diecinueve!
Si esta es la condición de cosas mientras los santos de Dios están aquí, ¿cómo será aquella cuando ellos se hayan ido de aquí? La Escritura responde. La Apostasía que se levantará de esto es el anticristo, el hombre de pecado. El hombre es naturalmente un ser religioso, y debe tener un objeto de adoración. Si Dios es arrojado lejos, un sustituto satánico será aceptado. Esto lo hemos visto largamente en el paganismo; pero esto también se verá en la cristiandad. Satanás introducirá a su hombre cuando el momento conveniente llegue, y le presente sus engaños. Debe comprenderse claramente que el anticristo es una persona. Algunos han pensado que los comentarios del apóstol en 2 Tes.2 se refieren al Papado, pero esto es un gran error. Este no es un sistema, ni una sucesión de hombres, sino un individuo. Los Papas, aunque arrogantes y malos, nunca han ido hasta los límites aquí descritos. El hombre de pecado se establecerá a si mismo sobre todo lo que es llamado Dios y es objeto de adoración. Él pondrá a un lado todos los objetos de adoración, verdaderos o falsos, y demandará para si honores divinos. Su asiento estará en Jerusalén. "El se sienta en el templo de Dios haciéndose pasar por Dios." Solo sobre el monte Moriah Dios ha reconocido un templo de un carácter material. Durante el periodo de la iglesia, el templo de Dios es una cosa espiritual. Los mismos santos forman Su templo y el Espíritu de Dios lo habita (1 Cor. 3:16,17; 1 Ped. 2:5). Pero cuando los santos sean removidos al cielo, esto necesariamente llegará a su fin. Entonces el templo material nuevamente vendrá a la vista. Esto sucederá de este modo. Un número de judíos piadosos serán encontrados en su propia tierra al fin de la edad (realmente, muchos están retornado a ella ahora). Ellos restablecerán su antiguo sistema de adoración, con su santuario, sacerdocio, y sacrificios. En el momento señalado el hombre de pecado se presentará a ellos, demandando ser el esperado Mesías. Esto ocurrirá como el Señor lo predijo, "Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis: si otro viniere en su propio nombre, a ese recibiréis" (Jn. 5:43).Sus pretensiones serán aceptadas por la multitud cegada, pero el remanente piadoso, por el contrario, dirán dentro de si mismos, "Los dichos de su boca son más blandos que mantequilla,
Pero guerra hay en su corazón;
Suaviza sus palabras más que el aceite,
Mas ellas son espadas desnudas." (Sal. 55:21)
Los elegidos no serán engañados; a un extraño ellos no seguirán, porque conocen su voz.
El anticristo pronto se manifestará en sus verdaderos colores. Al principio, él formará un pacto como también los líderes judíos, con el gran poder de occidente por protección (Dn.9:27). La multitud impía se gloriará en éste, diciendo, "Pacto tenemos hecho con la muerte, e hicimos convenio con el Seol; cuando pase el turbión del azote, no llegará a nosotros, porque hemos puesto nuestro refugio en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos" (Isa. 28:15). Pero esto no durará mucho. A la mitad de la semana, los siete años del pacto, el anticristo, respaldado por la bestia (el cabeza o emperador romano), se volverá contra ellos, suprimirá su adoración, y tratará de forzar la idolatría sobre ellos. Si se pregunta, "¿Cómo puede afectar esto a la cristiandad?" La respuesta es, que el líder político de la cristiandad y el malo en Jerusalén están asociados, por tanto donde uno tiene influencia, también la tiene el otro. La cristiandad y los judíos estarán juntos en la apostasía, en los últimos días, extraño como esto pueda sonar a los oídos ahora. ¿El lector ha pesado alguna vez 1 Jn. 2.22? "¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el anticristo, que niega al Padre y al Hijo." Aquí tenemos las dos formas de mal claramente conectadas; la primera parte del verso nos habla de la incredulidad judía; la segunda de la cristiana, o más propiamente, de la apostasía anticristiana. ¡Solemne pensamiento! Donde la luz ha brillado más claramente las tinieblas serán más densas dentro de muy poco tiempo.
En el tiempo presente existe una restricción, como lo muestra el apóstol: "Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste.
2:7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio." (2 Tes. 2:6,7). El mal se introdujo muy tempranamente en la profesión cristiana, pero aunque está aun obrando, hay algo que la detiene. Lo "que" en el v.6, que no es nombrado por el apóstol, es probablemente el gobierno. Pero cuando Rom. 13:1 deje de ser verdadero, porque el poder en la cristiandad recibirá su trono y autoridad directamente del dragón (Apoc.13:1-4); entonces el camino estará abierto para que el mal se muestre en su más extrema forma.
"Él" en el v.7 es el Espíritu Santo. Él mora en la iglesia de Dios y en el cristiano individualmente, y está aquí para guardar los intereses de Cristo. Él no dejará que la terrible impiedad de la cual hemos estado hablando tome lugar mientras Él está presente. Pero cuando la iglesia sea removida Él dejará esta escena, y el hombre será dejado al mal de su propio corazón, y al malo.
Estos serán días de terrible engaño. Para ayudar a esto milagros serán realizados, y estos en gran variedad. Los milagros no son necesariamente pruebas de autoridad divina, lo que sea que digan los papistas; el diablo puede realizarlos, cuando Dios piense adecuado permitir esto. La venida del hombre de pecado es "es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos" (2 Tes. 2:9). Quizás lo más serio es hacer caer fuego del cielo. Esto lo encontramos en Apoc.13.13. Esta fue la gran señal de Elías de que Jehová era el Dios verdadero, que hizo que el pueblo cayese sobre sus rostros y reconociesen que "Jehová, Él es Dios; Jehová, Él es Dios" (1 Rey. 18:38,39)
La mano judicial de Dios será extendida en ese día, como también el poder de Satanás. Esta es una justa retribución de Él. Los hombres en la cristiandad han tenido la verdad, pero no la han amado; en lugar de creer se han gozado en la injusticia . Dios recordará todo esto en el día futuro. Su mano estará sobre ellos. Él les enviará un fuerte engaño, para que crean la mentira del enemigo. La verdad no habiendo sido recibida (aunque conocida), la mentira será su eterna ruina. Algunos encuentran difícil creer que los (así llamados) iluminados hombres de este día pronto se inclinarán al los pies del hombre de pecado; pero esto es solemnemente verdadero. Los hombres que desprecian a sus ignorantes ancestros por inclinarse ante palos y piedras serán encontrados haciendo lo que e s infinitamente peor. Probablemente los estrictos y religiosos judíos del día del Señor no tuvieron cuidado de que se les dijese que el inmundo espíritu de idolatría retornaría en medio de ellos con siete espíritus más(Mt. 12:43-45). El último estado del judaísmo será peor que el primero, y la cristiandad estará en la misma condición. Los dos sistemas, opuestos en principio, se unirán en el mal en el oscuro día que se acerca.
Ahora nos volveremos a 2 Tes. 2 a algunas otras porciones de las Escrituras. Nos referiremos a Dn.11:36-45. Una persona es aquí muy abruptamente introducida como "el rey." ¿Quién es él? Si todo el capitulo es examinado cuidadosamente se encontrará que éste está ocupado con las contenciones de los reyes del norte y sur (siria y Egipto) acerca de la tierra gloriosa. Hasta el v. 35 el capitulo se ha cumplido. Las hazañas de los Macabeos son referidas, también la intervención de los romanos, bajo el título de naves de Quitim, antes de la primera venida del Señor al mundo. Después observamos una gran laguna en la profecía, común en la palabra profética. Todo este periodo es pasado en silencio, y somos llevados a los últimos días. "El rey" del v.36 es claramente una persona reinando en la tierra, y es completamente distinto de los reyes del norte y sur, quienes le harán la guerra (ver v.40). Este rey es el anticristo, no como líder de la apostasía de la cristiandad, como en 2 tes.2, sino como el líder profano del pueblo judío. El lenguaje es demasiado familiar a ese de 2 Tes.2 para ser mal comprendido. "Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá. Del Dios de sus padres no hará caso, ni del amor de las mujeres; ni respetará a dios alguno, porque sobre todo se engrandecerá." (Dn. 11:36,37). Aquí tenemos las tristes y familiares características, orgullo, obstinación, blasfemia, y usurpación del lugar y título de Dios. El v.37 es claro que él será un judío. Ningún gentil podría esperar ser recibido por el pueblo judío como Mesías, heredero al trono de David. Es extraño que todos los intérpretes de la profecía no ven este punto realmente simple.
El hombre de pecado es introducido como "el rey" con igual precipitación en la profecía de Isaías. "Porque Tofet ya de tiempo está dispuesto y preparado para el rey, profundo y ancho, cuya pira es de fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo enciende." (Isa.30:33). Ver también Isa. 57:9; "Y fuiste al rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta la profundidad del Seol" Ambos pasajes se refieren a la misma solemne persona, uno muestra su destino, la otra la extrema maldad del pueblo de Israel al tratar con él.
Ahora una palabra o dos en cuanto a Apoc.13.En la primera mitad del capitulo tenemos el avivamiento satánico del imperio romano, con la blasfemia de su cabeza y su persecución de los santos de Dios. En el v.11 leemos, "Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón." Esto es muy claro. El lenguaje de este y los siguientes versos lo identifica claramente con el mal agente que hemos estado considerando. Él es llamado aquí una bestia a causa de su conexión con el poder político. La primera se levanta "del mar", de la anarquía de las naciones; la segunda sube "de la tierra," la condición de cosas es más establecida en el momento de su aparición. La segunda bestia es el engañador que realiza milagros. Una se caracteriza por su gran poder político, la otra por la seducción satánica.
¡Qué terrible es el fin de ambos! Ellos han levantado sus manos contra el Dios viviente, y contra Su Cristo, y sentirán el peso de la ira divina en una manera peculiar y terrible a la aparición del Señor. 2 Tes. 2:8 habla solemnemente del anticristo, "a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida". Lleno se significado es su título, "hijo de perdición," cuando leemos estas palabras. "el espíritu de su boca" esta es Su palabra (ver Isa.11:4; Isa.30:33). Una palabra del Señor, y la carrera de estos mensajeros de Satanás pasan para siempre. Su poder es paralizado por Su aparición en gloria, a pesar de su gran orgullo de corazón. Apoc. 19:20 completa el solemne relato: "Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre." Preeminentes en maldad, ellos serán también preeminentes en castigo. Todos los otros trasgresores pasarán a través de la muerte, y serán resucitados para hacer frente al gran trono blanco, y desde allí consignados al lago de fuego; estos hombres son solemnes excepciones. Sin pasar a través de la muerte, ellos son arrojados al menos mil años antes que la multitud de impíos.
En conclusión, unas pocas palabras a la conciencia del lector. Hemos estado considerando un tema inexpresablemente solemne tema. Hemos visto cual será el fin de la cristiandad meramente nominal del cristianismo_ apostasía, y la adoración del hombre de pecado. ¿Cómo es con el lector? ¿Es para usted el cristianismo una cosa real, o solo un nombre? Si lo último, ¡sea advertido en el tiempo! No esté satisfecho con una lámpara sin aceite, que no le valdrá de nada en ese gran día, sino que conozca al Cristo de Dios mientras pueda. El más grande pecador Él no rechazará, tampoco al más grande profesante, si el verdadero estado es reconocido ante Él. "El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (1 Jn. 5:12).
"¡Ved al salvador, largamente esperado,
Ahora en solemne pompa aparecer!
Y Sus santos, por el hombre rechazados,
Todos Su gloria celestial compartir:
¡Aleluya! ¡Ved al Hijo de Dios aparecer!"
W.W. FEREDAY
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