jueves, 25 de noviembre de 2010

¿QUE SANTOS ESTARAN EN LA TRIBULACION?

La pregunta, ¿qué santos  estarán en la  tribulación? Se presenta a cada uno que  está ocupado con las  esperanzas de la iglesia de Dios y con las declaraciones  proféticas  de las Escrituras en cuanto  al cierre o final de la penosa y laboriosa historia de la tierra. Por una parte, la  ansiedad personal sugiere esto, y por la otra esto se conecta  íntimamente con los más serios y vitales puntos de la investigación profética; o  más bien con el verdadero carácter de la iglesia de  Dios y su condición al final. No puedo, en el espacio que se  me permite,  entrar detalladamente en las  declaraciones  del A. Testamento en cuanto al  remanente, tampoco del  N. Testamento  en cuanto a la iglesia. Pero una breve respuesta a la pregunta quizás arrojará luz sobre los puntos  aludidos y sobre el rapto o arrebatamiento de los santos.  Me propongo añadir un desarrollo de la verdadera fuerza de  2 Tes. 1,2, a menudo introducidos en las discusiones  que se han producido  acerca de  estos temas.
Primero, en cuanto a  nuestro estar en la tribulación: ¿cómo sé que hay una tribulación? Debo obtener  alguna  revelación de esto. Aquel que  quisiese  poner a la iglesia en esto me responderá, estoy seguro, que las  Escrituras  son claras sobre  este punto. Al final habrá una tribulación, un tiempo tal como nunca lo ha habido, hasta  que el Señor  introduzca la libertad.  ¿Cuáles, entonces,  son las  escrituras que  nos hablan de  tal tribulación?  No estoy consciente de  algunas otras directas referencias que estas: Jer. 30:10; Daniel 12:1; Mateo 24:21; Marcos 13:19 (Lucas no habla de esto, tampoco de la abominación desoladora); a las cuales podemos añadir los pasajes más generales  de  Apoc. 3:10; 7:14.  Los primeros cuatro pasajes  efectivamente prueban que habrá un tiempo de  tribulación tal como nunca lo había habido desde que ha existido nación, o como se  expresa  Marcos, "tal como no la ha habido desde  el comienzo de la creación," Los pasajes de Apocalipsis  se aplican, como veremos,  a una esfera  más amplia que las precedentes; pero como estos hablan de una gran tribulación,  por supuesto, los he citado. Habrá entonces  una tribulación. La otra  parte de la pregunta aun queda: ¿nosotros, quienes  componemos la iglesia, estaremos en la  tribulación?
La respuesta a  esta pregunta debe buscarse  en los pasajes que  hablan de la misma  tribulación. El primero de ellos,  Jer. 30:7, es claro como es posible al anunciar  a quienes  estarán en ella: "tiempo de  angustia para Jacob, pero él será libertado."  Este tiempo, entonces, de tribulación,  tal como  nunca lo ha habido ni lo habrá (de manera  que no puede haber dos), es el tiempo de  angustia para Jacob. Nada puede  ser  más  claro.  Puede leerse  todo el capitulo, que  establece en la más  clara  luz esto.  No es solamente  que Jacob se encontrará allí, sino que cuando se  dice, "¡Ay! Porque grande  es ese día, que no hay ninguno semejante a  este," la tribulación referida es la angustia de  Jacob.
El  próximo pasaje está en Daniel 12:1. Allí también se  declara positivamente que  se trata del pueblo de  Daniel. Toda la profecía es la descripción de lo que ha  de ocurrir al pueblo de  Daniel en los últimos  días, Dn. 10:14. También Miguel (compare Dn. 10:21), se levantará por ese pueblo, y como ha dicho Jeremías, ellos serán libertados de ella (es decir, el remanente elegido_ aquellos  inscritos en el libro).  El testimonio de  Daniel también es entonces completamente claro. La tribulación es la  tribulación del pueblo de  Daniel. Pero esto es más importante porque nos lleva enseguida a Mateo, donde el mismo Señor declara que habla de este mismo  tiempo y evento,  usando los términos de  Daniel,  y refiriéndose a él por nombre como también en cuanto a las  declaraciones  del  pasaje. Compare Mt. 24:15; Dn. 12:11.
Pero también todo el  lenguaje del pasaje  en Mateo confirma  esto. Aquellos que están en Judea  deben huir a los  montes.  Aquellos que  estén sobre las  azoteas de sus casas  no deben descender a buscar algo. La abominación que causa  la  desolación se habrá establecido en el  lugar santo.  Ellos deben orar para  que su huida  no sea en día  sábado.  Falsos Cristos y profetas  seducirán y engañarán con  las esperanzas  valoradas  por el  pueblo judío.  Todo es local y judío_ estas cosas no tienen ninguna aplicación a las esperanzas  que  descansan sobre  ir a encontrar al Señor en los aires.  Lo que está en cuestión es "carne" siendo "salva" (vida librada sobre la  tierra).  Marcos relata evidentemente el mismo evento y casi exactamente en los mismos  términos. De este modo estos cuatro pasajes, que hablan de una tribulación sin igual,  se aplican  clara y directamente a  Israel, Jerusalén y Judea, y los judíos,  y no la iglesia. Este es un orden y una esfera de  cosas  completamente diferente a la  iglesia, y declaradamente  así.
Hay dos pasajes que, como  he dicho,  son más generales: Apoc. 3:10 y 7:14. ¿Se aplican, entonces, estos  a la iglesia? El lenguaje de Apocalipsis 3:10 es  este, "Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra." Es decir, que cuando la iglesia es  dirigida, es con la declaración que ella será guardada de esa hora  que  vendrá para probar a otros.  De manera que de este modo, en lo que concierne a los  testimonios de las  Escrituras, estos declaran que la tribulación sin igual es para Jacob, y que,  cuando el  tiempo de tentación o prueba es referido como  dirigiéndose a la iglesia,  se declara que los fieles  serán guardados de esa hora.
Apoc. 7:14 puede  parecer  más difícil; aun  así  da el mismo  testimonio a la  verdad. Porque los  reyes y sacerdotes  celestiales (es decir, los ancianos que los representan desde el comienzo  de la segunda  parte, o de esa parte más  estrictamente profética)  son claramente otra  clase de personas, que no han salido de la  gran tribulación. Uno de estos ancianos explica a  Juan quienes son estos que han salido de la  gran tribulación, que son otras personas. Uno de ellos  pregunta a  Juan, ¿quiénes  son estos que están  vestidos con vestiduras  blancas? Etc. Juan se refiere a él, y entonces éste le explica. Es decir,  que los  ancianos  coronados  son una  clase  distinta de ellos; de manera que,  mientras  admitiendo que el pasaje es oscuro en ciertos puntos, es  claro en esto_ al presentarnos a los ancianos y  a aquellos que  salen de la  gran tribulación como  siendo dos  clases distintas de personas.  Los ancianos  coronados no son representados como  habiendo estado en la tribulación,  sino  como señalando a otros como siendo los que han salido de  aquel periodo. Cada elemento de la descripción de estas personas  confirma  esta distinción.
Otro pasaje, Apoc. 12, mientras usando el término tribulación, aun  así hablando de la  época en que  esta debe  tener  lugar, confirma fuertemente esta misma  verdad.  Cuando  Satanás y sus ángeles  son derrotados por  Miguel, él es arrojado fuera y desciende a la tierra,  teniendo gran ira,  sabiendo que  tiene poco  tiempo, y persigue a la  mujer. Ahora  ¿cuál es el  efecto de  este muy importante evento  sobre aquellos que  pueden celebrar su expulsión? Que la prueba de los  santos  celestiales  ha terminado,  y aquella de los habitantes de la tierra y el mar  está a punto de comenzar en su más formidable forma, porque  Satanás ha sido arrojado hasta  allí.  El lenguaje es  este: "Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.  Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo." Ahora, no digo que este es el momento del  rapto, porque pienso que  este está incluido en el hijo  varón que ha sido tomado al cielo. Pero digo que, al comienzo de la gran ira de  Satanás por  los tres  años y medio,  la completa  libertad de los  santos celestiales de su poder, y su definitivo triunfo es  celebrado; es  decir, que ellos no son expuestos al último periodo de la ira de  Satanás. Este capitulo, entonces, confirma, en la  más plena forma, la exención de la iglesia de este último y terrible tiempo de  prueba.  Estoy satisfecho que toda la enseñanza y estructura del Apocalipsis confirma la misma  verdad; pero esto evidentemente me guía a una demasiada amplia esfera de investigación.
Hemos  encontrado que los  pasajes que hablan de la  tribulación se  aplican primero a los judíos por una parte, y los otros excluyen a la iglesia de este periodo.  No veo como  esto podría  presentarse  más  claro  por las  Escrituras.
Ahora me vuelvo a  la interpretación de  2 Tes. 1,2. En el último de estos capítulos hay (pienso que  puedo decir) una  reconocida  errada  traducción,  cuyo verdadero e indudable sentido presenta la clave a todo el  pasaje. Me refiero al v.2, "como que el día de  Cristo estuviese  cerca": debiese  mas bien traducirse, "está presente."  La palabra es usada para, y es traducida  en dos lugares  diferentes, "presente", en contraste con  cosas  futuras, ". Este es siempre su sentido en las  Escrituras.  Lo que estaba  turbando a los  tesalonicenses  y confundía su modo de pensar, era  que ellos  habían sido guiados por  falsos  maestros  (que pretendían hablar por el  Espíritu y aun alegaban que tenían una carta de  Pablo para este efecto) a suponer  que  el  día de  Cristo había llegado y estaba  ya allí.  La violencia de la persecución era muy grande; y  como el día del Señor es en efecto referido como siendo un día de  terror y prueba en el A. Testamento, estos  falsos maestros se habían provechado de  esto para persuadirlos que  este  día estaba allí.
El apóstol con sabiduría  divina los corrige moralmente en el cap.1, en cuanto a sus sentimientos  en cuanto a esto,  antes de entrar en el cap.2 en una positiva instrucción en cuanto  al hecho de la venida del Señor. Él les muestra la locura (ya que  Cristo debe aparecer para ese  día, Él mismo estará presente en aquel  día) de suponer que fue Su propio pueblo y fieles  a  quienes  Él iba a hacer  sufrir  y arrojar dentro de  angustia y tribulación. No; eran Sus  enemigos y los suyos quienes serían atribulados en aquel día, y ellos mismos estarían  en descanso y paz. La misma  justicia de  Dios  aseguraba esto.  Era cosa justa que  Dios pagase con tribulación a aquellos que los atribulaban, y a Sus atribulados  darles  descanso,  cuando Cristo fuese  revelado, porque  era esto lo que  introducía el día.  Por sus tribulaciones solo se les mostraba  que Él los contaba como dignos de Su reino.
En una  palabra,  como era el día de Cristo y era introducido por  Su presencia personal,  cuando  este  día estuviese  allí, ellos tendrían descanso y sus perseguidores, tribulación. Es el contraste del estado cuando el  día está allí, no la época de su comienzo, de lo cual se  habla. Realmente, si hubiese  sido así, este habría sido un pobre y no inspirado consuelo, porque  ellos  no tendrían descanso todavía.  Por otra parte, los  adversarios de la espera constante de  Cristo no ganarían nada; porque las palabras del apóstol, de este modo  interpretadas habrían guiado a los  santos  en tesalónica a una constante  espera de Su aparición, en lugar de su rapto, como el momento cuando tendrían descanso. Pero la verdad es que, al usar la palabra griega anesis (angustia). Como significativa del momento de alcanzar, descanso es un error. La palabra, aunque usada para el tiempo de obtener relajación, es igualmente usada para un  estado de comodidad, o aun de placer. Esta nunca es usada en las Escrituras  para el momento de obtener relajamiento de la prueba sino siempre en el sentido general de un estado de comodidad, como  contrastado con theipsis(angustia.) Toda y la única fuerza del razonamiento del apóstol es  este, que como el mismo  Señor va a introducir ese día, este no podría,  cuando  estuviese  allí, ser un día de  angustia para Su pueblo,  sino evidentemente para  Sus enemigos y perseguidores. En el cap. 2 él procede a  desplegar ante ellos el verdadero orden de los  eventos, y  especialmente en  conexión con el lugar en el cual ellos  estaban.
Aquí, nuevamente, enfrentamos una pregunta del criticismo, pero  esto afecta muy poco el razonamiento del apóstol.  Algunos cambiarían aquí la versión autorizada, y leerían, "pero os ruego, hermanos,  concerniente a la venida," etc., en lugar de "por la venida."  La preposición se usa en ambas formas; pero su constante fuerza con las  palabras  de ruego es "por" (a veces "para," que no tiene  lugar aquí). La fuerza del razonamiento del apóstol es esta, que como ellos debían reunirse a  Cristo, ellos  no podían estar en el día que debía llegar por Su aparición; ellos debían ir  al encuentro del Señor en los aires,  y entonces no estarían en los  juicios de ese  día, con sus pruebas  y terrores.
El apóstol  les había enseñado en  su primera epístola que ellos debían ser tomados  para encontrar al Señor en los aires. Entonces  él podía  referirse a  esta como una  verdad  conocida. Los  santos no debían esperar la venida del  día del Señor sobre la  tierra,  sino ir al encuentro del Señor  en los aires, para estar siempre con  Él.  Cuando  Él apareciera,  ellos,  sabemos, aparecerían con Él. Pero aquí él habla de  lo que  ellos debiesen  haber recordado, que  irían arriba  antes de ese  día, y entonces  no podrían estar, de ningún modo, en su actual estado sobre la  tierra, si ese  día estaba allí. La conexión de la  iglesia con  el retorno del Señor era, ir arriba a encontrar al Señor en los aires, para estar  con Él. El día era una cosa  completamente distinta; esto era venganza de Su presencia.  Tampoco el día podía venir  antes de que los  objetos de  venganza estuviesen  allí.  Una apostasía vendría, y el hombre de pecado sería manifestado, a quien el Señor consumiría con el aliento de Su boca, y destruiría por la aparición de Su  presencia.
Es decir,  que tenemos dos cosas, (que por otras escrituras  también sabemos que  son distintas,  exactamente  en esta forma, la venida de Cristo, y la manifestación de esta; porque cuando Él aparezca, nosotros apareceremos  con Él, entonces  debemos estar con Él antes de que Él aparezca), la venida  de  Cristo y la aparición de  Su presencia, con una de las cuales los  santos están directamente conectados, por ser reunidos a Él; con la  otra,  el día,  porque a Su aparición él ejecutará juicio contra los  impíos. Estos serán castigados con eterna destrucción de la presencia del Señor, y de la  gloria de  Su poder. Pero Él vendrá para ser  glorificado en Sus santos, y admirado en todos aquellos que  han creído; es decir,  que ellos estarán en el despliegue de esta  gloria en ese día. Ellos aparecerán con Él en gloria_ serán como  Él. Ahora, es completamente cierto que ellos no aparecerán con Él cuando sean tomados  para ir a Su encuentro en los aires. De esta manera no se trata solamente de  expresiones  particulares, aunque estas son  claras y fuertes, sino del  alcance, objeto, y curso de  razonamiento de  todo el  capitulo, que muestra la  distinción del  rapto de los santos antes de que  Cristo aparezca, y la venida del día cuando Él sea admirado en ellos.
Lo que es  importante notar es, la  completa diferencia  de relaciones  en que  los  santos son puestos con Cristo: pertenecemos a Él, vamos a Su encuentro, apareceremos con Él, seremos glorificados juntamente.  El resultado  practico es, no solamente aclarar una  cuestión de  fechas o tiempo, sino un cambio de  todo el  espíritu y carácter  de nuestro esperar y de la venida de  Cristo. Esperamos para que Él venga y nos tome a Si mismo, que es la plena realización de nuestro llamamiento  celestial. No hay eventos  conectados con nuestras  relaciones con Cristo.  No tenemos necesidad de juicio para participar en la bendición bajo Él;  salimos de en medio de todos los eventos para encontrarlo  arriba.  Los  judíos y el mundo serán libertados por  medio de juicios. Entonces ellos  deben esperar el curso de los eventos  y la plena madurez del mal terrenal para juicio; porque el  juicio no vendrá antes. Entonces,  encontramos en los Salmos el llamado por juicio y los tiempos de este, la declaración del abrumador carácter del mal, y clamar a  Dios para que se muestre y  dé su pago a los orgullosos. La iglesia sobre la  tierra no tiene  necesidad de  buscar esto; ella pertenece a Cristo, y será tomada al cielo fuera del mal.
Añado unas  pocas  palabras sobre otro pasaje que se me ha sugerido como siendo uno  que ha creado algunas  dificultades en las mentes de algunos, realmente deseosos de la verdad. Pienso en la conexión de los  cap.4 y 5 de la primera epístola a los  Tesalonicenses. Confieso que a mi no me  afecta en alguna forma; pero como afecta la de otros, es bueno  considerarlo.  La dificultad, si hay alguna,  se produce de una  seria confusión en las mentes de aquellos que  las hacen_ la misma  confusión a la cual fueron guiados los  tesalonicenses, es decir, tomar la tribulación por el  día de  Cristo.  Porque para el día de  Cristo, Cristo debe aparecer. Solo debemos mantener  esto claro en nuestros pensamientos, y todas  estas dificultades  desaparecen.
Los  tesalonicenses esperaban sinceramente la  venida de Cristo,  sin nuevo conocimiento de la forma u orden de esta,  de manera que  habían pensado que los creyentes que habían muerto, y quizás muerto aun por  Cristo,  no estarían allí para ir a  Su encuentro. Este error el apóstol lo corrige. Él les dice que ellos no deben entristecerse como aquellos que  no tienen esperanza; que ellos no serán dejados fuera del cortejo de gloria; que Cristo los  traería con Él. Después les explica la forma, y les muestra que esto es por  su resurrección, que  tendría lugar aun antes de que  los  santos que estuviesen entonces vivos fuesen transformados; y  cuando esto fuese obrado por  poder,  todos  irían al encuentro del Señor en los aires, y así estarían siempre  con el Señor. Esto explica la forma en que esto tendrá lugar por medio de  una clara revelación. Ellos  irán a Su encuentro_ posteriormente, como lo hemos visto por la epístola a los  Colosenses, apareceremos con Él cuando Cristo se manifieste. Esta parte presenta solamente la  asociación de los  santos con Cristo, que es nuestra propia porción.
Pero él ha dicho, como  verdad general, en  respuesta a sus temores, que Dios los traería con Cristo.  Esto lo  guía naturalmente al  tema general. Él no tenía necesidad de  hablar de  tiempos  y sazones. Los  tesalonicenses  sabían perfectamente que el día del  Señor vendría como ladrón en la noche, y cuando ellos  (el mundo) dijese paz y seguridad, súbita destrucción caería sobre ellos, como los dolores de parto sobre una mujer; él añade, "pero vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas para que aquel día os sorprenda como ladrón: porque vosotros sois hijos del día."  Se alega que el apóstol no podría  haber dicho que el día no caería sobre ellos  como un ladrón,  si ellos no estaban  expuestos a ser tomados por  éste. Ahora, si la enseñanza del apóstol es examinada, aun  en el lugar, no hay posible fundamento para esto: porque  en el  día del Señor ellos deben aparecer con Él. Pero él les había  enseñado que debían ser tomados  para ir al encuentro del Señor  en los  aires y ser llevados con Él. Es decir,  que  él les había enseñado que era  imposible  sugerir que el día  los tomaría en una u otra forma. Ellos eran del día, por decir  así, como realmente dice, "sois hijos del  día," "somos del  día."
Este  pasaje no dice  nada acerca de estar en la tribulación_ ya hemos tratado ese punto; pero la objeción confunde  la  tribulación y el día que realmente  la cierra. La tribulación es el poder de  Satanás (aunque el juicio de Dios en aflicción); el día de  Cristo, quien ata a  Satanás. Pero el pasaje no habla de la tribulación, aunque no supone nada de esa forma; pero habla del  día del Señor, y con instrucción en cuanto a la porción de los santos, que muestra que  no tiene nada que hacer, en ninguna forma,  con ellos. Ellos son de este y vienen en su poder. Todo lo que dice es_ que el  día los tomará como un ladrón: pero no caerá sobre vosotros, porque vosotros sois del día. Este no dice nada de tiempos y sazones, sino que  niega  la aplicación de la bien  conocida verdad para ellos.                                                                                  

                                                                                                                          

                                                          J. N. Darby.

 

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