jueves, 25 de noviembre de 2010

¿ENSEÑA LA ESCRITURA UN ARREBATAMIENTO PARCIAL?

Diversas y extrañas doctrinas  abundan más  y más en estos días.  Parece que  Satanás en incomparable astucia, se ha  esforzado en enlazar muchas de estas a la verdad de  la segunda  venida de Cristo, ya sea trayendo deshonra a la doctrina, o mistificando y confundiendo a almas honestas, privándolas del confort y bendición que  Dios  se propone que nosotros derivemos al esperar por "esa bendita esperanza."
Una de  estas  doctrinas  extrañas  es  que solo una parte de la  iglesia será tomada a la venida de Cristo, y el resto será dejado atrás para pasar a  través de la "gran tribulación." Este es llamado "el rapto o arrebatamiento parcial."
Volvámonos a unas pocas  escrituras  que muestran más  allá de toda duda por quienes está viniendo Cristo. "vendré otra  vez, y os tomaré a mi mismo; para que donde yo estoy, vosotros estéis conmigo" (Jn. 14:3). ¿Nuestro Señor tiene en vista una  clase  especial de creyentes  aquí? ¿Dice Él a, algunos de vosotros_ aquellos que estén esperando por  mí? ¿Aquellos que estén en una adecuada condición de  alma? O, ¿a quienes hayan alcanzado cierto grado de  conocimiento o santidad? No, Él incluye a todos, "vosotros", con ninguna condición añadida; y lo que  ha dicho a ellos, lo dice a  todos (ver Marcos 13:37)
Tome  también el pasaje, en 1 Tes. 4:13-18: el pronombre "nosotros" se encuentra allí cinco veces; y cuatro veces de estas cinco indudablemente significa a todos los  santos en Tesalónica, como también al apóstol,  con Silas y Timoteo sus compañeros. La única  excepción es: "esto os decimos en palabra del Señor, · etc. (v.15,) que significa, por supuesto, Pablo y sus compañeros. Las otras son como  sigue, "porque si creemos  que  Jesús  murió y resucitó, también aquellos que han dormido en Jesús Dios los traerá con Él. Porque esto os digo en palabra del Señor, que nosotros que estaremos vivos y quedaremos hasta la venida del Señor no precederemos a los que  han dormido. Porque el mismo Señor descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de  Dios; y los muertos en Cristo resucitaran primero. Después nosotros los que quedaremos seremos tomados juntamente con ellos en las nubes, para encontrar al Señor en los aires; y  así estaremos  siempre con el Señor.

De manera que  leemos: "si creemos;" "nosotros que estaremos vivos y quedaremos" (dos veces repetido); "estaremos siempre con el Señor." ¿Se incluyen en estas palabras "creemos" "nosotros" hablan de una  clase  especial aquí; algunos  santos particulares  entre los  creyentes en Tesalónica, estos contados como "vencedores" solo, los más consagrados entre ellos? O ¿esto significa a todos los tesalonicenses? Ciertamente que  esto  significa a todos los tesalonicenses, a  cada uno incluido en el "si creemos," etc., todos los  que creen en la muerte y resurrección de Cristo por sus pecados y justificación.
¿Han sido desde entonces  cambiados estos términos? ¿Ha algún decreto divino salido diciendo que la fe en Cristo no es más  el único fundamento y condición de aceptación_ que algo  más es necesario para ser aptos para estar en Su presencia, u otro título a  la gloria que  Su preciosa  sangre, derramada sobre la  cruz?
Observe la misma epístola, cap.2:19,20: "Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? 2:20 Vosotros sois nuestra gloria y gozo."  Este  "vosotros" ¿a quién se refiere? ¿A una clase entre los  creyentes, estos con meritos especiales, o de  peculiar santidad o extraordinaria consagración? O ¿el apóstol piensa  en todos aquellos a los cuales se dirige en esta epístola, como "la iglesia de los Tesalonicenses? Solo puede haber una respuesta: él piensa  en todos ellos, en cada uno de aquellos que por la gracia de  Dios se han vuelto "de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y esperar a Su Hijo desde el cielo."
¿Estaban todos estos santos tesalonicenses sirviendo al Dios vivo y verdadero con igual y adecuada consagración y celo? Tenemos que leer la segunda  epístola dirigida a la misma  compañía, y escrita solo unas pocas semanas después de la primera, y ver que algunos  allí andaban "desordenadamente, no trabajando, "(cap.3:11.) ¿Hay algún indicio o amenaza  (pública o velada) de que  algunos de  estos pudiesen ser  dejados detrás en el rapto? No existe la más mínima indicación de ello.  Y ciertamente esto estaría fuera de  lugar indicar una segregación de  creyentes  si alguno de ellos fuesen impedidos de tener parte en ser "tomados arriba" a la venida del Señor. El apóstol no indica nada de  esa forma, ya que él en otras partes  ha enseñado, que a la venida de Cristo todos los Suyos serán  tomados juntos, y que la gracia, la gracia que ha salvado, es el fundamento de  esto, y la  sangre que  expía el pecado es el único y suficiente título para  compartir ese glorioso evento por el cual  él estimuló a todos los  creyentes  en todas  partes a esperar.
Nuevamente, observe 1 Cor. 15:51, 52, donde  tenemos tres  veces  el primer pronombre personal "nosotros."  "No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 15:52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados." ¿A quién se refieren estos "nosotros"_ a algunos, o a todos ellos? Indudablemente  que a todos. Y si la conducta de un cristiano podría afectar su derecho a  tener parte en el rapto, esta sería la ocasión más conveniente para enseñar  esto; porque estos corintios,  como el apóstol dice en otra  parte, eran realmente  carnales; cismáticos que se estaban gloriando en los  hombres y en la  sabiduría humana, y eran bebés en Cristo; que iban a las cortes de ley el uno contra el otro. Si, "hacéis mal y defraudáis," dice él, "algunos de vuestros hermanos." Algunos de ellos se conducían mal en cuanto a la cena del Señor, comiendo y bebiendo de la cena del Señor indignamente,  y trayendo sobre si el justo castigo del Señor. Aun  así de ninguna manera  el apóstol  sugirió que alguna persona realmente convertida  entre ellos  pudiese ser privada del rapto. No, sin ninguna calificación él dice, "nosotros seremos transformados."

Y otra cosa: ¿qué da al santo dormido en Jesús derecho o título a tener parte  en la primera  resurrección? ¿Es su conducta mientras vive sobre la tierra, o la gracia? Solo a  través de la gracia, muy ciertamente. ¿Y no es  esto  lo mismo con aquellos que serán transformados como con los muertos que  serán resucitados incorruptibles? ¿No eran algunos de ellos muy deficientes en su conducta mientras  estaban en la tierra? Aun  así ellos  no serán dejados  en sus sepulcros en la "resurrección de  vida"  como tampoco serán dejados atrás  los  creyentes que estén vivos a "la venida del Señor" Los dos eventos, "la resurrección de los justos" y la traslación o arrebatamiento de los santos, ocurren en el mismo momento, y el título de ambos descansa  sobre la misma  base_ sobre "la sangre de  Jesucristo, que nos limpia de  todo pecado."
¿Y sobre qué  esta enseñanza  basa esta idea que solo una parte de la  compañía de los redimidos irá a la gloria a la venida del Señor? Sobre dos cosas: Primero, sobre una mala comprensión del  evangelio_ fallando en  ver  que el verdadero título del pecador a algo que pertenece al cielo, descansa  sobre la gracia. Segundo, en orgullo espiritual_ en  la vana idea  de  alguna devoción superior hacia Cristo asegura una mejor demanda a la "bendita  esperanza,"  que  cristianos compañeros  menos  espirituales  fallan en alcanzar.
Ahora, en cuanto a lo primero, ¿cuál es el fundamento de nuestro entrar en la gloria en algún tiempo antes o desde  la cruz, en la muerte ahora, o a la venida del Señor? El fundamento de gracia, solo de gracia redentora. No  es, y no podría ser, sobre algún merito propio, porque  esto oscurecería el evangelio y contradeciría la palabra de Dios. Los  convertidos tesalonicenses fueron instruidos a esperar por el Hijo de Dios desde el cielo, sin ninguna cuestión  en cuanto a alguna  demanda  superior  para estar entre estos trasladados en ese feliz momento. La razón del más joven convertido por  esperar la venida dee Cristo es el mensaje de la gracia de Dios que ha venido a él como pecador, y hablado también de la  venida del Salvador_ ¿Y por quién? Por todos los que  reciben el mensaje, "el evangelio de nuestra salvación." ¿El más joven creyente tiene menos demanda  que  un anciano como Pablo? Todos de igual maneras son participantes  de ese "llamamiento celestial,"  y compartiremos de igual manera el cumplimiento de esa "bendita esperanza."  Si el ser tomados en los aires  para encontrar al Señor en los aires depende  del estado de alma o conducta  del creyente, esto nos lleva atrás a nuestros propios  méritos, en lugar de a la gracia de  Dios y el amor de  Cristo.
¿Pero qué dice la palabra de Dios? "Los que son de Cristo a su venida." Si; los que son de Cristo; esta es la única razón por la cual ellos  tienen parte en la primera resurrección; y esto es justo por lo que usted y yo, amado compañero  creyente, vamos a ser tomados  en el mismo  feliz momento_ "¡porque pertenecemos  a Cristo! Y somos Suyos, no por algo en  nosotros mismos, sino por la redención de Cristo, y solo eso. ¿Es usted de Cristo? Entonces le puedo asegurar que  usted tendrá parte en esta "bendita  esperanza"; porque,  como será con  aquellos que han muerto en Cristo, así será con quienes estén vivos entonces_ "los que son de Cristo a Su venida" (1 Cor. 15:23)
En cuanto a la segunda razón de este error (alguna dignidad distinta o superior en un  creyente), ¿quién  o que soy yo para tener parte en el rapto, si esto depende de algo en mi o en mi andar? ¿ no enseñó nuestro Señor a Sus discípulos a confesarse a si mismos como "siervos inútiles"? (Lc.17:10) Y ¿no nos dice  Santiago que "en muchas cosas  ofendemos"? (Stgo. 3:2) Y ¿no se confesó el gran apóstol "el más pequeño de todos los santos"? (Efes. 3:8) En vista de  esto, ¿quién podría esperar algo aparte de ser de aquellos "dejados" a la venida de Cristo, si se trata de  alguna cuestión de aptitud personal o de santidad? Y más: ¿quién  podría decirme,  o por qué medio podría saber entonces cuando he alcanzado el grado de santidad,  consagración, o crecimiento en  gracia (cual sea este), para autorizarme a esperar  tener parte en el arrebatamiento_ si esto es condicional y depende  de algo aparte de una fe simple en la obra y los méritos de nuestro Señor Jesucristo? ¿Por qué medida los maestros de esta extraña doctrina esperan que yo o ellos mismos una decisión en la materia? Si su enseñanza es verdadera en cuanto al arrebatamiento solo de santos seleccionados, tendríamos que  clamar al anciano Samuel Johnson, en referencia a la justificación, "¡quién puede decirme que  he hecho lo suficiente!
Y los maestros de esta teoría del arrebatamiento parcial, ¿no esperan ellos ser "tomados" cuando Cristo venga? Si así, ¿qué quiere decir  esto? Justo lo que ya hemos dicho, que ellos tienen una justicia propia; que ellos se consideran a si mismos superiores a otros creyentes.  Si yo me conozco a mi mismo_ mis muchos fracasos, lo traicionero de mi corazón, mi absoluta indignidad_ ¿puedo demandar el derecho a algo sino a confesarme a mi mismo solo como un pecador salvado por gracia?
Si, lector,  puede estar seguro que hay un sutil  engaño propio bajo esta enseñanza, que hace una  clase privilegiada de  santos, con la secreta confianza propia que los maestros y seguidores  de la doctrina están entre aquellos que  son dignos, fieles, los  vencedores. Si; esta es la palabra que ellos usan "vencedores". Los vencedores, dicen ellos, serán tomados, porque  solo a los tales se ha hecho la promesa de ser "guardados de la hora de prueba que ha de  venir sobre el mundo entero para probar a los que moran sobre la tierra" (Apoc. 3:10) Concedido, ¿pero quiénes son estos vencedores? ¿Son ellos  una clase  especial en la iglesia_ santos de un orden superior, o "discípulos realmente,"  en un sentido en el cual todos los creyentes no lo son? Veamos.
Nos volvemos a 1 Jn. 5:4,5: "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?" Aquí tenemos la descripción divina de un vencedor: esta es la fe en cada uno que ha nacido de Dios_ fe en Jesús el Hijo de  Dios_ que vence a un vasto sistema hostil llamado "el mundo."
Y note, esto no es lo que algunos erróneamente denominan "santidad por fe" _ la demanda por  fe de "una segunda bendición," "un corazón limpio,"  "perfecto amor," etc., sino solo fe en Cristo_ una fe que  todos los  verdaderos cristianos poseen. El que vence es aquel que "cree que  Jesús es el Hijo de Dios." Este es el "vencedor" que irá con Jesús cuando Él venga, pero el término se aplica a  todos los creyentes en Cristo_ no una clase selecta entre ellos. Y de este modo Apocalipsis 2 y 3, el vencedor  es el verdadero creyente, como distinguido del  falso.  De otra manera ¿Qué sería de las promesas a tales? "él comerá del árbol de la vida  que está en medio del paraíso de  Dios" (cap. 2:7). ¿Es esta la porción de santos  especiales, o de todos los  verdaderos creyentes? Otra vez, "el que venciere no sufrirá daño de la segunda muerte" (cap.2:11); ¿algunos cristianos no vencerán y serán dañados por la segunda muerte? ¡No! Y  así es con todas las promesas  en estas direcciones a las  siete  iglesias; estas no son las mismas, pero son bellamente  adecuadas  a la condición y circunstancias  de cada asamblea dirigida. Todos los  verdaderos creyentes  participarán de las bendiciones prometidas, porque  todos al final serán vencedores , no por una gracia superior de santidad o desarrollo de la vida de Cristo en ellos,  sino a través de la victoria sobre la cruz de Aquel en quien estamos completos (Col. 2:10), como está escrito, "gracias a Dios que nos da la victoria a través de nuestro Señor  Jesucristo" (1 Cor. 15:57); y nuevamente, "somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Rom.8:37) ¡Aleluya a Su nombre!
Ahora, veamos por un momento que  más está envuelto en este error que hemos estado considerando. Este error envuelve un Cristo dividido. La expresión, "el Cristo", incluye, en tales pasajes como 1 Cor.12.12, a Cristo el Cabeza, pero también a Su cuerpo, la iglesia. Si, a Su venida, solo una parte de ese cuerpo es tomado y la otra dejada, ¿qué viene a ser de la unidad de este  cuerpo místico? (vea 1 Cor. 12:25.) Y otra vez, la iglesia, el cuerpo, compuesto de todos los creyentes, es la novia de Cristo. ¿Tendremos una novia  con miembros faltando_ un cuerpo incompleto en el  cielo_ algunos miembros  en gloria y gloriosos con Él, y a otros sobre la tierra sufriendo en la gran tribulación? ¿No  está  escrito, "si un miembro sufre, todos los miembros sufren  con éste"? (1 Cor.12:26) ¿Cómo concuerda esto con la  teoría de un arrebatamiento parcial? ¿Serán tomados algunos miembros del cuerpo al cielo a la venida de Cristo y sufrirán allí por y con sus  compañeros dejados atrás sobre la tierra?
Nuevamente, si el Espíritu Santo que ahora mora en la iglesia como templo de Dios) se va con la iglesia a la venida de Cristo, la parte dejada sobre la tierra no será más el templo de Dios o el lugar de Su morada. Pero Efes. 4:30 declara que los miembros de Cristo aquí sobre la tierra son por el Espíritu "sellados hasta el día de la redención." ¿Concuerda esto con el pensamiento de que algunos de estos sellados sean dejados atrás en el rapto_ el día de la redención? El sello es la marca, la señal; puesta por  el dueño sobre la posesión adquirida hasta  su remoción de él para su establecida morada; y  el creyente, "comprado por precio," es marcado y puesto aparte para Dios, "sellado hasta el  día de la redención." Pero si él es dejado atrás en el arrebatamiento, el día de la redención del cuerpo, ¿cómo podría esta escritura ser cumplida en él?
Aun más, ¿habrán clases diferentes del pueblo de Dios sobre la tierra en la tribulación_ una, un remanente judío y terrenal; la otra, una porción de la iglesia  sobre la tierra con un llamamiento  celestial? ¿Y dónde es esta porción dejada de la iglesia  referida en Apocalipsis, o en alguna porción de las  Escrituras  que  tratan de la tribulación? ¿Cuál es su testimonio, lugar, destino, y serán unidos ellos otra vez a la iglesia, "qué es su cuerpo"?  Los santos terrenales, judíos y gentiles, podemos verlos y trazarlos, pero esta desligada porción del cuerpo, esta sección de la iglesia dejada, no la encontramos en ninguna parte. ¿Por qué? Porque no están aquí; ellos  están en gloria: la novia del Cordero, es  presentada allí a Si mismo como "una iglesia gloriosa, no teniendo mancha ni arruga, o cosa semejante" (Efes. 5:27) _ tampoco ninguna abstracción, ni ningún miembro perdido, podemos añadir.
Dos escrituras son frecuentemente citadas para apoyar la creencia en un arrebatamiento parcial. Una es la parábola de las diez vírgenes (Mt.25). Consideremos entonces esta parábola. Toda la compañía de las diez  vírgenes representa a la  iglesia profesante. Las prudentes son los creyentes  verdaderos; por las  Santas  Escrituras  ellas han sido hechas ·sabios para la salvación que es en Cristo Jesús" (2 Tim. 3:15). Ellas no solo tienen la lámpara de la profesión, sino que también aceite en sus vasijas con sus lámparas. El aceite, en las  Escrituras,  es un constante tipo del Espíritu Santo. Y está escrito, "si alguno no tiene el Espíritu Santo, no es Suyo" (Rom.8:9) Y siendo de Cristo, las prudentes están preparadas, y cuando el Esposo viene, ellas entran con Él a las bodas.  Las vírgenes insensatas tienen la profesión, pero no el Espíritu_ ellas no son de  Cristo, no son verdaderos hijos de Dios; sino meros profesantes, personas no convertidas, que tienen lámparas pero no aceite, el Espíritu Santo.  De modo que cuando el Esposo viene, ellas no están preparadas y de este modo son dejadas fuera_ dejadas fuera sin esperanza. "No os conozco," les dice el Esposo. ¿Podría decirse  esto de algún santo, aunque  se encuentre en un estado insatisfactorio? No; porque está  escrito, "El Señor conoce a los que son suyos" (2 Tim. 2:19)
El otro texto está en Heb. 9:28: "y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan." Ahora, no es nuestro propósito aquí entrar en un pleno examen de este pasaje. Un muy superficial examen del contexto mostraría que el escritor inspirado tenía ante si la figura del  A. Testamento del sumo sacerdote judío entrando en el lugar santísimo del tabernáculo, lo que él hacía una  vez  al año, para hacer expiación por  Israel, mientras el expectante pueblo esperaba fuera por su reaparición. Así Cristo, nuestro Gran Sumo  Sacerdote, ha entrado en el mismo cielo, allí para  "aparecer  en la presencia de  Dios por nosotros." Y en debido tiempo,  como el sacerdocio terrenal antiguo, Él aparecerá otra vez  por aquellos "que le esperan", y los que  esperan por Él son el pueblo de Dios. Esto no dice, tampoco significa, que  Él aparecerá solo para aquellos que  inteligentemente esperan por  Su venida, o por aquellos que vigilantemente escuchan Su voz de  mando. No; porque esto haría la traslación de  un santo depender, no de su fe en Cristo, o aun de su consagración por Él, sino sobre su conocimiento_ una idea  que negaría el claro alcance de la Escritura como un todo, y pasajes especiales  en particular, como aquel que nos dice que "el conocimiento envanece."
El hecho es, que cada  alma verdaderamente convertida está esperando por  Cristo_ no en la misma  forma, ni con igual grado de  inteligencia, o anhelos. Algunos, a través de la ignorancia, esperan por Él en la muerte; otros esperan verle viniendo al  fin del mundo;  mientras otros, nuevamente, no tienen una creencia establecida en cuanto a la ocasión y tiempo; ellos  solo saben que ellos lo aman porque  Él los amó primero, y su corazón se alegra ante el pensamiento de  ver Su hermoso rostro.
Recuerdo, muchos años atrás, escuchando a una consagrada alma, una verdadera "madre en Israel," hablando de un sueño que ella había tenido concerniente "al fin del mundo," como se le había enseñado a ella. Los poderosos truenos estaban tronando, la tierra se partía, las estrellas  caían, y los cielos se enrollaban como un pergamino, y fuego caída del cielo, y los sepulcros se abrían, y el juicio ante el trono estaba a punto de comenzar; y ella  despertó en su cama exclamando con éxtasis, "¡Oh, yo veré a Jesús!" ¿No estaba ella esperando por  Él? Aun así  cuan mezclada estaba ella en todo. Como miles de otros santos de Dios,  ella no sabía nada de lo que se llama "verdad dispensacional"; pero como ellos y todos los que  conocen y aman al Salvador, ella estaba esperando por Él; y para ellos Él aparecerá como también para nosotros que por gracia  poseen un poco más de conocimiento del orden en el cual  la palabra de  Dios ha puesto estos diferentes eventos. ¡Cuán errados entonces, están aquellos que limitan  y estrechan un pasaje de la Escritura como este,  y lo aplicaran solo a una pequeña porción de los amados santos comprados por la sangre de Cristo!

Ponemos fin al argumento; no que hayamos dicho la última palabra sobre el tema; no, de ninguna manera; porque mucho más podría decirse en refutación de este error ampliamente extendido  acerca de un arrebatamiento parcial. Pero se ha dicho suficiente, creo, para convencer y satisfacer  a cada uno que se inclina ante la autoridad de las  Escrituras, y es para estos que escribimos; porque nuestro anhelo ha sido más ayudar al confundido, y guardar a aquellos ya instruidos, que para convencer  a oponentes.
Solo nos queda, al terminar, exhortar al lector cristiano a ser encontrado en paz por  Él, velando y esperando, con la lámpara encendida; con los lomos ceñidos, "como hombres  que esperan por  su Señor," que el lector y  el escritor puedan ser "presentados sin falta ante la  presencia de Su gloria con gran gozo." "No durmamos como los otros, sino que velemos y seamos sobrios" (1 Set. 5:6)

                                                                   
                                                                         
C. KNAPP
 

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