jueves, 25 de noviembre de 2010

EL REINO MILENIAL DE CRISTO

En nuestra   consideración de los  juicios   futuros  y  todas las   glorias, ahora  hemos llegado al  feliz  y  glorioso  periodo que ha sido el  tema del Espíritu Santo desde que el  mundo  comenzó_ el  reino  milenial del Segundo   hombre,  nuestro Señor  Jesucristo. En  varios  tiempos,  y  de muchas  formas, el  Espíritu de  Dios  ha  hablado de esa época en las  Escrituras del  A. Testamento. A  veces Él  nos  presenta un  sorprendente  cuadro que, por  la luz de  nuevas  revelaciones, la mente  instruida   no puede  fallar  en  comprender; como  por ejemplo,  la aparición de  Melquisedec,  rey de  justicia  y paz en  Gén.14. En otras   ocasiones , encontramos a los  salmistas prorrumpiendo en cántico, y describiendo en  brillantes  estrofas  el  glorioso  tiempo que  está  viniendo  para esta pobre tierra arruinada por  el pecado;  y  después, especialmente  en los  días de  declinamiento  y  ruina de  Israel, encontramos a los  profetas describiendo sublimemente las  glorias  y  bendiciones  de ese mismo maravilloso  periodo. No  todos los que de  este modo han  hablado han  comprendido  plenamente  sus propias  expresiones. Ellos  han sido  frecuentemente  llevados  más allá de lo que  sus mentes  podían entrar.  Como leemos en 1 Ped. 1:11, "escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos." Pero  ya sea  Moisés, salmistas, o  lo que los profetas  escribieron, fue  un Espíritu el que estaba  hablando a  través  de   todos ellos, para el descanso  y  gozo de la  fe, y para la advertencia de los  impíos.

Nuestro  actual  tema es inmenso,  y si plenamente  considerado, requeriría un considerable  volumen en si mismo. Como esto no puede ser, es importante ser  breve, y nos proponemos tratar con la  venida del milenio en el siguiente   orden. Nos  esforzaremos en mostrar lo que significa ese   glorioso   tiempo:

1.    Para  Cristo.

2.    Para los   santos celestiales.

3.    Para  Israel.

4.    Para las   naciones de la  tierra.

5.    Para la  creación en  general.

6.    Para  Satanás.

1.    Esta será  la  hora de la  supremacía de Cristo como   hombre, no solo sobre la  parte  celestial de la herencia de  Dios,  sino  también sobre la parte terrenal.  Esta  consideración hará claro a cada  mente que  no puede   haber  bendición milenial  hasta que  Cristo  venga.  Se pensó  vagamente  por muchos que el milenio  seguirá su curso hasta  Su aparición; Su  venida  para  juicio es  puesta por  muchos  expositores al   final de  ese período. Pero  un milenio  sin  Cristo  es, para decir lo menos, una idea  muy  insatisfactoria, que además no es  sustentada por  la palabra de  Dios. Si alguno de nuestros lectores  tiene  alguna  duda en  cuanto a este  importante  punto, le pedimos sinceramente  que  considere  con  cuidado Hech.3:19-21. "Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,  y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;  a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo." Esto muestra  que  Cristo permanecerá en los  cielos  hasta  la  hora del  arrepentimiento de Israel,  y  después aparecerá para la  bendición  universal. Su  venida por  tanto es  claramente pre-milenial.

Los pasajes  anteriores,  por  supuesto, se  refieren solo a la  tierra. Para  comprender plenamente la  gloria de  ese  día, Efes. 1:9,10,  debiese  consultarse. "dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en si mismo,  de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. " Aquí  aprendemos que  Dios se propone hacer  de  Cristo  Cabeza y  centro  de un unido sistema de  gloria  celestial  y   terrenal. Todo debe ser  Suyo. Dios nos  ha  dado , de antemano,  a  conocer  cual es Su  buena  voluntad, debido a  nuestra  conexión, a través de la  gracia,  con Aquel  que heredará todo.

El Sal.8 entonces  tendrá su pleno  cumplimiento. El Hijo del  hombre allí  referido no es  Adán, sino  Cristo.  El propósito   divino declarado  allí es  establecerlo sobre  todas las obras de las  manos de  Dios.  El primer  hombre  tuvo esta  concesión de poder por parte de  Dios (Gén.1:26-28), pero éste  falló en actuar para  Su  gloria. Él se entregó en manos  del  enemigo, y  vino a ser  su  herramienta  y esclavo.  Cuando el Segundo  hombre  tome las riendas  del  gobierno  universal en el  tiempo debido de  Dios, Él glorificará  a Dios perfectamente, e  introducirá  plena  bendición a  todo lo  que  estará  bajo Su  gobierno.

Quizás la   gloria  terrenal que  está  reservada para  Cristo  no es  suficientemente  tenida  en  vista por la   gran mayoría de los  santos. Se  cree, por supuesto, y comprende  que Él tiene  una  actual gloria  en el cielo, y  cada alma  redimida  reconoce  felizmente que  Él es digno de ésta; pero Su gloria   futura  sobre la  tierra no  tiene el lugar que  debiese   tener  en los  pensamientos de muchos. Aun  así  esto  es debido a Él como   una  respuesta a  Su  humillación aquí  abajo. No es suficiente que Él sea   glorificado  en el cielo. Él nunca   fue  deshonrado  allí. Pero es  una perfecta  delicia  para aquellos que  aman Su  nombre que  Él sea  glorificado y adorado en la  misma  escena  de  Su   rechazo  y   vergüenza.   Dios  hará que esto sea  así.  Aquí donde: Sus  demandas  reales  fueron  despreciadas,  cada  rodilla se  doblará  ante   Él;  aquí donde  fue vituperado e  insultado,  cada lengua  confesará  que  Él  es Señor, para   gloria de  Dios  Padre. Su  nombre será  excelente  en toda la   tierra.

Después de  todo el fracaso  y  pecado del  hombre, es  un alivio para el  corazón saber que  Dios tiene  un  Hombre  reservado a quien puede   confiar el dominio   universal, y que lo  usará  para  Su  gloria. La  casa de  David, para quien Dios  ha designado la supremacía en la tierra,  habiendo  fracasado en su más  escogido representante; Salomón; el primer   gran  cabeza  gentil (Nabucodonosor) a  quien  el poder le  fue divinamente encomendado después del  fracaso de  la  casa de  David,  usó mal su poder  y autoridad; pero  Dios   tiene   un  Hombre  reservado  que   tendrá éxito donde  todos los  otros  han penosamente fallado.

El  reino de  Cristo será  introducido por  poder  y  juicio. Es vano aferrarse a la  noción de  una  subyugación de  todo el  mundo por medio del evangelio. La  Escritura en  ninguna  parte  favorece tal idea, aunque, bendito sea  Dios, el evangelio por  todas partes propone   bendición para  todos,  si ellos   creen.  El  Sal. 45   describe  vívidamente  la  venida del  reino de  Cristo:

"Ciñe tu espada sobre el muslo, oh valiente,
Con tu gloria y con tu majestad.
En tu gloria sé prosperado;
Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia,
Y tu diestra te enseñará cosas terribles.
Tus saetas agudas,
Con que caerán pueblos debajo de ti,
Penetrarán en el corazón de los enemigos del rey"  (Sal. 45:3-5.)

 No es el progreso del  evangelio, sino  un el implacable  juicio de los  enemigos.  David   y Salomón juntos  tipifican a  Cristo en Su  reino. El primero  fue  un  hombre de  guerra. Él estuvo siempre derramando la  sangre de  sus enemigos, con el   resultado de que  su  hijo heredó  un  trono de  paz,  y  fue   capacitado para  reinar en descanso  y  gloria. Así será en el día  futuro.

"Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados." (Isa. 66:16). Entonces  la paz seguirá sobre  un  justo  fundamento. Justicia   y  paz,  por   tanto, serán las  dos  grandes   características del  reino de Cristo.  Melquisedec  muestra  esto  típicamente. Su  nombre   personal significa  rey de  paz  justicia, y  el  nombre de su ciudad  significa  paz  (Heb. 7:2).

 "He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio.
Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.
No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos.
Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente.
El ruin nunca más será llamado generoso, ni el tramposo será llamado espléndido.
Porque el ruin hablará ruindades, y su corazón fabricará iniquidad, para cometer impiedad y para hablar escarnio contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento.
Las armas del tramposo son malas; trama intrigas inicuas para enredar a los simples con palabras mentirosas, y para hablar en juicio contra el pobre.
Pero el generoso pensará generosidades, y por generosidades será exaltado.
Mujeres indolentes, levantaos, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi razón.
De aquí a algo más de un año tendréis espanto, oh confiadas; porque la vendimia faltará, y la cosecha no vendrá.
Temblad, oh indolentes; turbaos, oh confiadas; despojaos, desnudaos, ceñid los lomos con cilicio.
Golpeándose el pecho lamentarán por los campos deleitosos, por la vid fértil.
Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos, y aun sobre todas las casas en que hay alegría en la ciudad de alegría.
Porque los palacios quedarán desiertos, la multitud de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se volverán cuevas para siempre, donde descansen asnos monteses, y ganados hagan majada;
hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque.
Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo fértil morará la justicia.
Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. "(Isa.  32:1-17)

El mal  será pronto  quebrantado, en lugar de  ser tolerado en paciencia  como  ahora (Isa. 65:20), y la  paz  fluirá  universalmente. La  justicia  entonces  será  exaltada, y la iniquidad ocultará  su   cabeza.

2.    LOS  SANTOS   CELESTIALES deben  tener  parte  con  Cristo en este  dominio. Por  "santos   celestiales" pensamos  no  solamente en la  iglesia de esta  dispensación, sino en todos  aquellos  cuya  porción está  arriba (los  santos del periodo  actual,  por  supuesto, tienen  una  asociación  más  intima con  Cristo que los otros. Cuando Él llene  todo en todo, la  iglesia, Su  cuerpo, tendrá   un lugar  especial). Al menos observamos  cuatro  clases de estos  en las  Escrituras: (1) Los  creyentes del  A. Testamento; (2) La  iglesia de  Dios; (3) los  testigos de los últimos  días  que perderán sus   vidas  por el testimonio de  Jesús  y la palabra de  Dios;  y  (4) aquellos que se  nieguen a  adorar a la   bestia  y  su imagen. Las  primeras dos  de estas  clases serán  removidas   al cielo  cuando el Señor descienda en los aires, en vista a   venir  con Él en Su aparición pública (1  Tes. 4:13-18; 1 Cor. 15:23, 51-55;  Col. 3:4). La tercera  y  cuarta  clase aparentemente serán  resucitadas  a Su  aparición, para  tener parte  en Su  administración del reino (Apoc. 6:9-11; 15:2-4; 20:4).  Todos estos deben compartir el reino de  Cristo. "Los  santos del Altísimo (o lugares  altos) tomarán el reino,   y lo poseerán para   siempre," (Dn.7:18)

Aquí  puede  presentarse  una   dificultad  a las mentes  de  algunos  de nuestros lectores.  Se ha preguntado: "¿estarán  los santos   celestiales  sobre la  tierra   durante el milenio? De ninguna manera;  nuestro  hogar  está  arriba.  Aun  Cristo mismo no estará  presente  personalmente sobre la  tierra  a  través de  todo  ese  periodo, de otra forma ¿qué  necesidad  habría  de   un príncipe que lo  represente en Jerusalén? (Ezeq. 44:1-3; 45:7-25). Mt. 13:41-43, puede  ayudarnos  aquí.  Primero  leemos del  "reino del  Hijo, "del cual el mal será arrancado. Esta es  evidentemente la parte  terrenal del reino.  Después  leemos del  "reino del  Padre", y es aquí donde   nosotros  tenemos  nuestro lugar; "entonces los  justos  brillarán como el solen el reino del Padre." Nuestra  posición   con  relación a  la  tierra es de este modo  comparada a esa del sol.  Seremos los que  darán luz al mundo,  y dispensarán  bendición  divina.  Visitaremos la  tierra  con  Cristo a  Su aparición,  y probablemente  después; pero  nuestra propia   habitación es la  casa del  Padre  arriba.

El pensamiento de  tal  dignidad  debiese  influenciar  nuestro  andar en el mundo ahora. Eso es lo que  el  apóstol pone ante los  corintios,  cuando,  en completo olvido de  aquello a  lo  cual  habían sido  llamados, ellos  estaban llevando sus quejas  los  unos  contra  los otros  ante  el mundo. "¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos? ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?" (1  Cor. 6:1-3). Nuestra  asociación  con  Cristo en el  reino  futuro es  de  este modo  referida  como  una  verdad bien  conocida  en ese  día. ¡Qué triste   la  caída de los  cristianos que  no solo   han perdido de  vista su propio  lugar   futuro como  gobernadores   y   jueces del mundo, y aun  han admitido la idea  de  estar ante el  gran  trono  blanco para ser  juzgados ellos  mismos!  La  noción de  un   juicio  general, al cual  nos  referimos, es  un  serio deshonor a la  obra  cumplida de  nuestro Señor  Jesucristo.

Antes de  dejar este  punto,  otra  importante  consideración debe  notarse  brevemente. Nuestros  respectivos lugares en  el  reino  futuro serán concedidos de   acuerdo a nuestro  andar  y servicio en la edad  presente. Al siervo fiel el  Señor dirá, "Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.  Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.  Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. "(Mt. 25:21-23). Esto es  frecuentemente  presentado  en las  epístolas como un  incentivo para andar  en piedad  y  diligente  servicio (2  Tim. 4:1,2;  2 Tes. 1:5; 2 Ped.1:11).  Cada lector  cristiano debiese poner  esto seriamente   ante su  corazón.  Supongamos  que alguno deliberadamente  escogiese   un  camino de  comodidad  y honor  en este  mundo, como  lo  hicieron  antiguamente los  carnales  corintios, ellos ¿estarán  bien en el reino que se  acerca? (1  Cor. 4:8-14).  ¡Imposible! Pero  si, por   otra parte, alguno  está  dejando al  mundo  pasar por   causa de  Cristo,  contento de llevar  cada  día su  cruz, ¿fallará Él en  recompensarlo de  una  manera  conveniente en el día de  Su  gloria? De esta forma   David actuó hacia sus compañeros de  angustia cuando llegó al  trono.  Uno  más   grande que  David será  igualmente cuidadoso de cada  pequeña  fidelidad a  Su palabra   y Nombre.

3.    LA PARTE DE  ISRAEL en el reino  milenial será, por  supuesto, estar  en la  tierra, de  acuerdo a los  términos de la  promesa de   Jehová a  sus  padres. La tierra de  Canaán será suya como  una posesión eterna,   y Jehová los plantará en ella   con  todo Su  corazón  y alma (Jer. 32:41). Todos  sus  descarríos serán olvidados  y  sus pecados   perdonados, la ley de  Dios estará entonces  divinamente  escrita en sus  corazones   y mentes,  Antes de que estos  benditos  resultados  sean  alcanzados,  Israel, (las doce  tribus)  deberán pasar ,en  justicia, a  través de una  terrible disciplina, Judá  en la  tierra  y las diez  tribus fuera de ella. Pero  el  remanente será dejado después de la  criba para  convertirse a Dios. "Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos;  y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas.  Este dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano: A Jehová, y se apellidará con el nombre de Israel." (Isa. 44:3-5)

Cuando  la  nación sea de este modo  justa  para  con Dios, Él será  capaz de  usarla como Su  instrumento para  tratar  con  otros, y esto en una  doble  forma. Primero, no  fallará por  medio de ellos para  destruir a sus  enemigos_ Edom, Moab,  y Amón en particular  habiendo  escapado de la  devastación del  rey del norte (Dn. 11:41; Isa. 11:14).  Entonces hará de ellos   canales  de  bendición  para todos los que serán dejados de  las  naciones. Miqueas 5:7-9  es  muy  interesante en esta  conexión: "El remanente de Jacob será en medio de muchos pueblos como el rocío de Jehová, como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperan a varón, ni aguardan a hijos de hombres.  Asimismo el remanente de Jacob será entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como el león entre las bestias de la selva, como el cachorro del león entre las manadas de las ovejas, el cual si pasare, y hollare, y arrebatare, no hay quien escape.  Tu mano se alzará sobre tus enemigos, y todos tus adversarios serán destruidos." Aquí   tenemos  la  doble misión de  Israel; como  un león  entre las   bestias ellos  destruirán a sus enemigos,  y como el rocío de  Jehová  ellos  dispensarán la  bendición a  todo  alrededor.

Jerusalén en ese  día será  la metrópolis de la  tierra. El lugar que  Jehová   ha  escogido  para morar,  el que Su  corazón ha deseado como  Su morada y descanso (Sal. 132:13,14). Él  ha  expresado  gloriosas  cosas  con  relación a ella, e intenta  hacerla una eterna excelencia, el  gozo de muchas   generaciones (Sal. 87:3; Isa. 60:15).  Su  presencia  hará que ella sea  llamada "Jehová Shammah" (Jehová  está  allí"). A ese  centro los  representantes de  todas las  naciones  anualmente subirán para  dar  sus  honores  al   gran Rey y  celebrar la  fiesta de los  tabernáculos (Ezeq. 48:35; Zac. 14:16).

El  santuario de  Jehová será  restaurado  a Israel  en el  día   milenial. Muchos detalles   en  cuanto a esto  y la  distribución de la  tierra  entre  las  tribus se encuentran  en Ezeq. 48.  Todos los que  verán la  bendición de  Israel, dirán, "Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel" (Isa. 12:6)

La prosperidad del  día de  Salomón, cuando  todo  Israel  se sentaba   cada  uno debajo de su  vid  y  de su  higuera, comiendo  y  bebiendo alegremente, será como  nada comparado  con lo que  Dios otorgará a  Su  pueblo en el reino  del  más   grande  Hijo de  David (1 Rey. 4:20-25). David  fue  guiado por el  Espíritu a describir  la bendición  de ese tiempo en  el Sal. 72,  y fue llevado más  lejos a una embelesada  adoración  y  alabanza. La fe,  al contemplar el futuro, dice, "bendito sea el Señor  Dios,  el Dios de  Israel;" mientras el  enemigo de  fuera  solo podrá decir  con  tristeza, "¡Ay! ¿quién vivirá cuando Dios haga esto?" (Sal.72:18; Núm. 24:23).

4.    LAS   NACIONES DE LA  TIERRA entonces   recibirán  su plena  porción de  bendición  en  conexión  con  el pueblo de Israel. La misericordia de  Dios hacia Sus  escogidos  será  abundantemente  extendida alrededor. Su  camino será  conocido  sobre la tierra  y Su salvación entre  todas las  naciones. El   nombre de  Jehová será excelente en  toda la  tierra, y  todas las  naciones  le llamarán  bendecido.

Israel no será  entonces  fríamente  contemplativo como lo  ha sido  en el pasado, sino que   felizmente  compartirá con otros  las  ricas  bendiciones  que le  han sido otorgadas  por  Dios. Pero la  bendición  universal  no puede  llegar  hasta el  día  milenial. En   vano los  cristianos   hablan de  todo  el  mundo siendo  convertido por  medio del evangelio como este  es ahora  predicado. El pensamiento es  bien intencionado, estamos seguros, pero a pesar de ello es un  gran error. Etiopía sin  duda  extenderá sus  brazos a Dios, pero no  como   resultado de la labor  cristiana.  Esto será a través de la  instrumentalidad  judía, cuando  Cristo  está  aquí reinando sobre  Su  trono en Sión. La   intención  divina   por  medio del  evangelio de la  gracia de  Dios  es "sacar" de entre las  naciones un  pueblo  para Su  nombre. El cuerpo de  Cristo  está aun en curso de  formación, y está siendo  compuesto de  creyentes de  entre  judíos   y  gentiles.

En la   iglesia, las distinciones  de  judío   y  gentil  no tienen   lugar (Col. 3:11). En  el milenio  estas  reaparecerán,  aunque  en bendición. Los  judíos   tendrán el lugar   principal en la  tierra; los   gentiles  serán bendecidos de una  manera  subordinada. "Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún vendrán pueblos, y habitantes de muchas ciudades; y vendrán los habitantes de una ciudad a otra, y dirán: Vamos a implorar el favor de Jehová, y a buscar a Jehová de los ejércitos. Yo también iré.
Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Jehová.
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros." (Zac. 8:20-23). Sus  reyes serán los  líderes en  esto. Las   naciones  tendrán sus  respectivos  reyes en esos días, pero  todos   reconocerán  la  supremacía del Señor  Jesús, como  Rey de  reyes  y Señor de  señores (Apoc. 21:24-26; Sal. 72:10,11).

La  conversión, si  no completamente   universal entonces, será muy   cerca a  esto. "Todo  Israel será salvo"  (Rom. 11:26),  y aparentemente la  gran  mayoría de  los  gentiles que habrán sobrevivido  también. Las palabras de Zacarías citadas  arriba, señalan a esto,  y se nos dice  en  otra  parte  que "la  gloria de  Jehová será  revelada  y  toda  carne la  verá";  también  " la  tierra será llena del  conocimiento de  Jehová, como las aguas  cubren el mar"; y el Espíritu de  Dios será derramado sobre toda  carne (Isa. 40:5; 11:9; Joel 2:28). Aun  así leemos en el Sal. 18:44,45, "Al oír de mí me obedecieron; Los hijos de extraños se sometieron a mí.18:45 Los extraños se debilitaron Y salieron temblando de sus encierros". Compare con  esto Sal.66:3; 81:15.  De  estos,  y otros pasajes, parecería  que  algunos se  inclinarán  falsamente,  y solo porque  estarán en presencia  de  un  poder que  es  imposible de  resistir. Así fue   con algunos en los  días del  reino de  Salomón (1 Rey. 1).Los  tales,  con otros,  quizás  nacidos durante  el reino del Señor, estarán demasiado dispuestos a  escuchar las  sugestiones de  Satanás cuando éste sea soltado por  un  breve  tiempo al  final  (Apoc.20:7-9). ¡Lo que  es el  hombre!  ¡La  gracia  no  lo atrae; y aun  la   gloria no lo  convencerá!

5. Ahora   consideraremos  brevemente  lo que  Dios  hará  en ese  día  para la  CREACIÓN EN  GENERAL. El  hombre,  por  su pecado,  no solo  ha traído la ruina sobre  si mismo, sino  también sobre su  hogar, y arrastrado en ellos a todas las  criaturas  que  dependían de él.  Espinos   y  cardos son las señales del  pecado del  hombre,  y mucho  más  los  gemidos de  la  creación  bruta (Gén.3:18). El hombre,  diferente a los  ángeles, fue constituido por Dios el  centro de un sistema de  cosas. Toda  esta baja  creación sufre  o se   regocija con su  cabeza. Este  es su  tiempo de  sufrimiento. "sabemos que  la  creación  gime  y  está  con dolores de parto hasta  ahora"  (Rom. 8:22). Los  que  creemos  también  gemimos en simpatía, nuestros cuerpos  mortales  forman  un  eslabón con la antigua  creación. Pero  solo  nosotros  estamos en el secreto de Dios, en  cuanto a saber  de donde  vendrá la  libertad,  y  cuando. Aunque  ésta no lo  comprende, "espera  la manifestación de los  hijos de  Dios." Cuando  Cristo  venga sobre la escena, trayendo con Él a toda  la  familia   glorificada de  Dios,  entonces la  creación será libertada de la  esclavitud de  corrupción a la libertad de la  gloria de los   hijos de  Dios.

¡Qué cambio  tendrá lugar entonces  para  esta  pobre   tierra!  Piense  en  el lobo  abandonando sus  instintos  salvajes  y morando en paz con el cordero;  el leopardo recostándose  con el  cabrito;  el  becerro y el  joven león  apacentándose  juntos;  y  un  niño los pastoreará (Isa. 11:6-7; 65:25).  ¡Piense   también en  el "Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora, sin ser  dañado!  ¡Qué día de paz y quietud para el  hombre  y las   bestias!  Pero habrá  una  solemne  excepción para esta  libertad   general_ la serpiente. "y el polvo será el alimento de la serpiente." (Isa.  65:25). La  razón de esto no  está lejos de  encontrar.  Bajo esta  forma el  tentador sedujo a nuestros primeros padres y de este modo  introdujo toda la miseria; esto Dios nunca  lo olvidará.  La maldición pronunciada en Edén no será  revocada en este  caso (Gén.3:14).  También  habrá  cambios   físicos, al menos en la   tierra de  Israel. De  este modo leemos de  un  río fluyendo de debajo del umbral de la   casa de  Dios, separándose  en  dos , un  brazo yendo al oriente y el otro al occidente,  y  fertilizando  dondequiera que  iba (Ezeq.47).  También leemos  que  "el desierto  florecerá  como  la rosa,"  y que "En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída. " (Isa. 35:1; 55:13). La  esterilidad será prácticamente desconocida  en el  día de la supremacía de  Cristo en la  tierra. ¡Maravilloso  jubileo para  escena   por  tanto   tiempo esclavizada! Los  creyentes  bien  pueden decir "Amén, ven, Señor  Jesús."

6. SATANÁS entonces será puesto  bajo   restricción. Por mil años  los  hombres serán librados de la  tentación desde  fuera. Si el pecado aparece (una  cosa  excepcional, parecería, Isa. 65:20), los  hombres  no  serán  capaces de censurar a alguno  salvo a sus  propios malos corazones. Durante   todo el periodo del reino de  Cristo,  el   gran adversario será  confinado al  abismo, (Apoc.20:1-3). Esto  no debe  confundirse  con Gehenna_ el lago de   fuego.  Uno  es un lugar de  confinamiento   temporal, el otro es su  eterna porción, en  común  con los  hombres   impíos. Satanás   y sus agentes  saben  bien que esto está  reservado para ellos.  Cuando el Señor  Jesús estuvo sobre la   tierra, los demonios lo  reconocían como Aquel que los  atormentaría,  y en  una  ocasión le  suplicaron que no los  mandará al abismo (Mt. 8:29; Lc. 8:31). El  tiempo  para  esto es la  aparición de Cristo, y  es  en vista a  que  toda la   tierra pueda  conocer paz  y descanso  bajo Su santo  y  bondadoso gobierno.

De  este modo el río de  bendición seguirá su curso. Las profundas  cicatrices de  la  tierra serán divinamente   borradas, y las tristezas y  aflicciones  humanas  terminarán. Aunque la población  aumentará enormemente,  habrá abundancia para   todos, porque la   tierra será fructífera como  nunca antes.  No habrá necesidad para Sus  súbditos;  cada   necesidad  será abundantemente  satisfecha.  ¡Ciertamente  tal  término de bendición  y paz convencerá a los  hombres  que el servicio de Cristo es  mejor que  el de Satanás! ¡Ay, no! Tan pronto como Satanás  sea soltado de su prisión  que  tendrá éxito en levantar  una  rebelión. Un  vasto ejército se  reunirá para  hacer  guerra contra el   campamento de los  santos  terrenales y  la ciudad amada (Jerusalén). La  retribución  divina  caerá enseguida,  sin advertencia  o misericordia (Apoc. 20:7-10). Nada queda por  ser  hecho sino el  juicio de los muertos ante el  gran trono  blanco,  que seguirá en solemne secuencia. Sobre  esto no  necesitamos detenernos,  habiendo   ya  considerado este  tema en  un  artículo  anterior.  El  reino de Cristo como  hombre  ha pasado,  y  todos los  enemigos  habiendo sido  subyugados, Cristo  entregará el  reino a  Aquel que es Dios y  Padre. "Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.  Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.  Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas.  Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos." (1 Cor. 15:24-28). Aquí nos detenemos. El tiempo no existe  más; la eternidad   ha llegado.





                                                           W. W. FEREDAY

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario