jueves, 25 de noviembre de 2010

PRIMERA DISPENSACION

«EL GOBIERNO»
 ES LA PRIMERA DISPENSACIÓN

Extractos de J. N. Darby



Capítulo V


LA DISPENSACIÓN DEL GOBIERNO

En 1836 Darby escribió «La apostasía de las sucesivas dispensaciones». En este escrito usó la palabra «dispensación» a menudo en forma convencional, aunque hizo las siguientes observaciones:

«Aquí comienzan, propiamente hablando, las dispensaciones. Sobre la primera, que es Noé, seré muy breve: La debieron de haber caracterizado las restricciones y la piedad: el gobierno que tendría que haber reprimido la corrupción y la violencia. Pero lo primero que encontramos aquí es al patriarca que había sido salvado, ebrio, y a su hijo que se burla vergonzosamente de él, por lo cual cae sobre él justamente la maldición. Esto resultó en la idolatría: Josué 24» (Collected Writings 1:125).

La introducción de la dispensación dependía de la introducción del gobierno. En un mensaje dado en Leamington en junio de 1839, Darby señaló:

«Antes de la propia dispensación de Dios, tenemos el mundo anterior al diluvio; no exactamente una dispensación, sino un cuerpo de hombres librados, en cierto sentido, a sí mismos. Aquí había testimonio, como en Enoc y en Noé, pero no un orden o sistema dispensado mediante el cual Dios actuaba en el gobierno de la tierra» (The Dispensations and the Remnants, Collectania…pág. 42).

Aquí vemos claramente qué entendía Darby esencialmente por dispensación. Una dispensación requiere «un orden o sistema dispensado mediante el cual Dios actuaba en el gobierno de la tierra.»

En 1840, Darby ofreció en Ginebra una serie de once conferencias The Hopes of the Church of God, en las que dijo:

«Pero (para entrar un poco más en la sucesión de las dispensaciones, y también en aquello que concierne al carácter de Dios al respecto) lo primero que observaríamos es el diluvio, porque hasta entonces no había habido, por decirlo así, gobierno en el mundo. La profecía que existía antes del diluvio tenía por objeto anunciar precisamente que Cristo habría de venir. Las enseñanzas de Dios siempre fueron con este propósito: “De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares” (Judas 14).

Continuemos. En el tiempo de Noé, tuvo lugar el gobierno de la tierra, y Dios que vino en juicio y encomendó el derecho de la espada al hombre» (Collected Writings, 2:374, 375).

En efecto, la profecía antediluviana consistía en el hecho de que el Señor vendría en juicio. El Padre encomendó todo juicio en manos del Hijo (Juan 5). Pero antes de que ese juicio viniese, el gobierno había sido puesto en manos del hombre. En 1.ª Corintios 15 leemos un principio divino de los caminos de Dios, a saber, primero lo que es natural, y segundo lo que es espiritual. Así en cuanto al desarrollo de los caminos de Dios en gobierno sobre la tierra, estuvo primero en las manos del primer hombre.

La prueba del hombre bajo el gobierno comenzó en el mundo posterior al diluvio, llamado “los cielos y la tierra que existen ahora” [Darby, en su versión inglesa, agrega en una nota: ‘Lit.: «los ahora cielos», en contraste con «el mundo de entonces», en el v. 6] en 2.ª Pedro 3:7), y la Escritura misma señala así el cambio. En Noé, el hombre comenzó a ser guiado por la mente de Dios en relación con la introducción del gobierno. Las dispensaciones, pues, tienen que ver con el mundo postdiluviano.

«Paso por alto el tiempo anterior al diluvio, cuyo carácter general ofrece un triste contraste con el tiempo cuando la justicia ha de morar en los cielos nuevos y la tierra nueva, sin un gobierno que la mantenga y que la haga eficaz contra la oposición de una nación adversa o la debilidad de una que fracasa. Ninguno de ambos tiempos puede ser llamado propiamente una dispensación. Ambos son otro mundo distinto de aquel en el cual vivimos.

Con Noé empezamos el curso de las dispensaciones, o de las manifestaciones de los caminos de Dios [*] para la manifestación final de la plena gloria de Cristo. Estos caminos consideran la tierra y, se hallan fundados, en lo que a bendición conferida se refiere, en el sacrificio de Cristo. Enoc, en efecto, fue tomado de en medio del mundo corrompido y tuvo una porción celestial en Cristo. Pero Noé fue preservado a través del diluvio, para comenzar un nuevo mundo, del cual fue la cabeza y el jefe.

El nombre Noé es expresivo del reposo de la tierra, del alivio respecto a la obra de las manos del hombre, a causa de la tierra que el Señor había maldecido. Tres rasgos especiales acompañan y caracterizan esta posición: el sacrificio que hizo a un lado la maldición, la restricción del mal, y la promesa de bendición asegurada a la Creación en tanto la tierra permaneciere. Pero, en lo que a dispensación se refiere, Noé fue la cabeza de un nuevo sistema, en el cual existía el mal, pero en donde el mal había de ser refrenado, y la maldición, bajo la cual la tierra gemía, mitigada» » (Collected Writings, 5:384).

Otro punto a considerar es el de Noé como tipo o figura de Cristo comparado con Adán como tipo:

«El lector, de paso, puede observar a Adán como imagen de Aquel que había de venir, del postrer Adán; y asimismo a Noé como figura de Cristo, puesto que el gobierno del mundo y la represión del mal fueron entonces confiados al hombre» (Collected Writings, 22:340).

LA REGLA DE VIDA DESPUÉS DEL DILUVIO

En la primera parte del capítulo consideramos la regla de vida antes del diluvio. Aquellas cosas que constituían la regla de vida después del dilluvio debieron de haber continuado para afectar la conducta del hombre. En relación con Noé tres cosas fueron especialmente prominentes que los hombres debían haber aprendido, aunque el gobierno era lo que fue expresamente encomendado al hombre:

1.  SACRIFICIO: La ofrenda quemada, que señalaba a Cristo dándose a sí mismo completamente a   
                      Dios, para Su gloria, olor grato de reposo para Dios (Génesis 8:21).

2.  GOBIERNO:   Para reprimir el mal, lo cual Cristo cumplirá (Génesis 9:1-7). Cristo también hará   
                               valer, si se lo requiere, la pena de muerte durante el milenio.

3.  EL ARCO:       La promesa de bendición, que sólo Cristo puede cumplir (Génesis 9:8-12)


FRACASO CARACTERÍSTICO

No sólo las sucesivas edades, o períodos de tiempo, terminan en fracaso, como por ejemplo, la era anterior al diluvio terminó en violencia y corrupción, sino que al principio de un período de tiempo distinguible hay un pecado característico. Un pecado característico tiene un carácter tal que prefigura el carácter del fracaso que finalmente trae el juicio de Dios. Por eso, en la primera generación del hombre después de la caída, encontramos violencia en Caín que mata a Abel y la corrupción en presentar a Dios el fruto de la tierra por parte de aquél. Estas dos características llenaban la tierra cuando Dios envió el diluvio. El mismo modelo siguió después de la introducción del gobierno. Breve tiempo después, Noé fracasó en gobernarse a sí mismo cuando se emborrachó (Génesis 9:18-27). Él fracasó en gobernarse a sí mismo.

Abraham, llamado por Dios a la tierra de la promesa, descendió a Egipto; y, cuando estuvo allí, negó la verdadera relación con su esposa. Asimismo, los hijos de Israel se salieron rápidamente del camino cuando Moisés estaba aún en el monte. Ellos se sentaron a comer y a beber y se levantaron a jugar y adoraron al becerro de oro. Si bien el Espíritu Santo vino con poder divino para formar y habitar la Iglesia, en presencia personal, y para morar en el creyente, pronto dos mintieron al Espíritu Santo (Hechos 5), actuando como si el Espíritu no estuviese allí en la especial capacidad por la que vino.

(J. N. Darby’s Teaching Regarding Dispensations, Ages, Administrations and the Two Parenthesis, R.A.H.)




No hay comentarios:

Publicar un comentario